LO QUE NO COMEMOS
Corea del Sur tiene un sistema nacional de gestión de residuos alimenticios, tiraba el 95% de los desperdicios.
Comenzó hace 20 años a trabajar sobre este problema, obligando a separar los restos de la comida de la basura y el reciclaje y a pagar por el servicio mediante tasas y multas, hoy en día el 98% se convierte en alimento para ganado, compost o energía.
Cuando implementaron esta norma se encontraron con el rechazo de la población, en la actualidad los 50 millones de habitantes lo tienen incorporado a su vida cotidiana.
Corea del Sur tiene casi 300 Centros de Bioenergía, instalaciones que reciclan por día toneladas de residuos alimenticios, evitando así la contaminación del suelo y la emisión de metano, un gas peor que el dióxido de carbono en el efecto invernadero.
Existen contenedores electrónicos que pesan los restos, cada usuario registra sus residuos mediante una tarjeta digital, se les cobra mensualmente según la cantidad que tiran. También hay bolsas de abono del gobierno que se depositan en contenedores. Las multas se cobran cuando se mezclan las basuras.
Sigue siendo una preocupación para el gobierno como aprovechar mejor los residuos. Los restos que se mezclan equivocadamente pueden averiar las máquinas, cuyo arreglo lleva mucho tiempo. A los ganaderos no les entusiasma alimentar a los animales con piensos hechos con restos de comida, hubo casos de ganado muerto, y lo mismo sucede con los cultivos porque el abono hecho con los residuos alimenticios tiene mal olor y exceso de sodio. Por eso se interesan más en producir biogás, para generar electricidad y calefacción.
Corea del Sur se vio obligada, dada su pequeña superficie y con una población de más de 50 millones, a hacer plantas recicladoras, porque los habitantes de los barrios no querían cerca vertederos de residuos ni incineradores, por el mal olor.
Este sistema coreano, según expertos, probablemente no se adopte en zonas extensas, con bajo costo del suelo y poca población.
Pocos países tomaron medidas nacionales como Corea del Sur. Francia, este año, hizo obligatorio el tratamiento de los residuos alimentarios y también algunas ciudades como Nueva York.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura sostiene que con lo que se desperdicia de los alimentos, que es hasta un 31%, se podría alimentar a millones de personas.
Todo el problema se solucionaría si se empezara a poner menos comida en el plato y de esa forma reducir la cantidad de alimento que se tira a la basura.
Fuente: Internet/F. Martínez
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