CONOZCAMOS AL DT ENRIQUE. PARTE 21
Cuando termino la pretemporada en Punta del Este, Uruguay, el plantel de Nacional tuvo el fin de semana libre. Enrique y el Muro, viajaron a José Ignacio a encontrarse con su familia, pero el domingo a la tarde todos volvieron a Montevideo porque al otro día debían volver a entrenar para el próximo domingo comenzar la Liguilla Prelibertadores que clasificaba a la Copa Libertadores de ese año.
En esta liguilla jugaban 6 equipos todos contra todos y clasificaban los dos primeros. Lamentablemente no hubo coordinación entre los partidos programados por la Asociación de Futbol de Uruguay y la convocatoria a los Seleccionados de Futbol que tenían los partidos amistosos programados con antelación, por lo tanto, Nacional no pudo contar con 6 jugadores para los partidos finales, Peñarol que no contó con 5 de sus jugadores y los demás equipos tuvieron la baja de 1 jugador o de ninguno. A pesar de este inconveniente, los partidos fueron muy parejos, hubo varios empates, pero terminaron clasificando en primer lugar Defensor y en segundo lugar Progreso para representar a Uruguay en la Copa Libertadores de ese año. Los muchachos de Nacional quedaron muy dolidos por no clasificar a la Copa, entonces se juraron luchar durante todo el año para clasificar a la próxima Copa Libertadores.
El Campeonato fue muy duro, en muchos partidos faltaron los jugadores seleccionados, sobre todo del principio hasta mediados del campeonato porque ese año se jugó el mundial de Futbol en Italia y hubo participación de Argentina, Brasil, Colombia y Uruguay, pero los muchachos que jugaron para Nacional pudieron mantener el equipo competitivo hasta que se reintegraron los seleccionados y Nacional logró el subcampeonato, detrás del Campeón Bella Vista. Con el 2do puesto, Nacional clasificó a la liguilla prelibertadores con otros 5 equipos más, después de 5 partidos logró conquistar en el primer puesto, clasificando a la Copa Libertadores junto al Campeón Bella Vista y cumpliendo así lo que se habían propuesto el año anterior al quedar eliminados de la Copa.
Cuando llegó el día de la convocatoria para concurrir a la Selección Argentina, Enrique, se sintió muy feliz. Después de haber jugado un gran partido contra el duro equipo de Bella Vista, donde marco un gol en el triunfo por 2 a 1, se despidió de todos sus compañeros alentándolos a seguir ganando en los próximos partidos del campeonato, porque él no iba a poder jugar. Se fueron con el Muro para sus casas, debían descansar y salir al otro día a concentrarse con las selecciones. Al llegar a la casa, le deseo suerte a su amigo y se despidió hasta la vuelta de las giras.
Estando en la habitación, preparó la valija y el bolso, porque en la mañana, muy temprano, del lunes volaba a Buenos Aires para concentrarse con la Selección Argentina. Era su primer llamado a la selección y se sentía con un ánimo muy especial, sentía mucha ansiedad y curiosidad de con quien se encontraría en la concentración, además, como se sentiría entre tantos campeones del mundo en el año 1986. Pensaba esas cosas y se sentía muy feliz. Al terminar de armar el equipaje que tenía que llevar, decidieron, con Helena y los chicos, ir a cenar al Restaurant “El Bolso”. Los recibieron como siempre, con aplausos y agradecimiento por parte de los dueños, los empleados y los clientes. Algunos de las personas aplaudían de pie, otros se daban vuelta a mirar y Enrique tuvo que agradecer levantando la mano y asintiendo con la cabeza a todos esos fanáticos que siempre lo reconocían al entrar al restaurant. Siempre acompañados por Walter, el maître, la familia se dirigió a la mesa y pudieron disfrutar de una riquísima cena. Siempre, Enrique, era solicitado para fotos o firma de autógrafos y accedía con mucho agrado.
A la mañana siguiente, Enrique se levantó muy temprano, desayunó liviano, tomo la maleta y el bolso preparados el día anterior, se despidió de Helena, que estaba despierta, y se fue en la camioneta hasta el aeropuerto de Carrasco. Al llegar estaciono la camioneta en el parquin del Aeropuerto y se dirigió hacia el mostrador de la Compañía de aviación para despachar el equipaje y que le adjudiquen un asiento. Más tarde vendría Helena y los chicos a buscar la camioneta.
Tomó el vuelo de las 7hs de Montevideo a Buenos Aires, que dura alrededor de una hora, llegó a horario al aeroparque Jorge Newbery de Buenos Aires. Lo estaba esperando gente de la AFA, quienes lo llevó al Hotel donde concentraba la Selección Argentina de Futbol, Campeón del Mundo en 1986. Al llegar lo estaba esperado el Doctor Bilardo y su ayudante Pachamé, lo recibieron con un abrazo. El Doctor Bilardo le mencionó que lo recordaba de cuando habían compartido plantel en los distintos equipos, lo felicito por haber conquistado la Copa Intercontinental con Nacional y le agradeció que haya aceptado, a su edad y con la gran carrera deportiva que había lo-grado, la convocaría para sumarse al plantel, faltando tan poco para que comenzase el Mundial de Futbol que se iba a jugar en Italia. Después, lo acompañó a sumarse a los muchachos que estaban desayunando, pero antes de irse, le dice: “Álvarez, su señora Helena, sí, sí… ¿Helena era su señora? -y sin esperar respuesta, continuó- me recuerdo que pintaba excelentes cuadros, sobre todo uno de un faro que era espectacular, que estaba en su casa la última vez que estuve, siempre recuerdo esa imagen, por eso me atrevo a preguntar: ¿sigue pintando su señora?” Enrique vio que paraba de hablar un segundo y metió la respuesta: “Si, Doctor, sigue pintando y con el tiempo pinta cada vez mejor. Algún día tendría que cruzar a Montevideo para ver los hermosos cuadros que está haciendo ahora. Y ese cuadro del faro, lo tenemos en casa.” “Por supuesto, Álvarez, me va a encantar ir y poder volver a ver ese cuadro más los otros que ha pintado, pero por ahora estoy muy metido en este proyecto. Ya voy a tener tiempo para cruzar el río y llegar hasta su casa. Por favor, ahora venga a reunirse con los muchachos que están en el salón donde se sirve el desayuno. Y otra vez, muchas gracias por venir, Álvarez”. Y entran al salón donde los recibe Diego, el capitán de la Selección, le da la mano y se presenta: “Hola, mucho gusto, soy Diego, vení que te voy a presentar a los muchachos y así tomas algo con nosotros. Acá todo es muy tranquilo, muy relajado, todos los jugadores nos conocemos y la pasamos muy bien. ¿Che, de dónde sos, vos?” “Soy de Miramar, sobre la costa - responde Enrique – unos kilómetros pasando Mar del Plata”. Diego le responde “Ah, sí muy lindo Miramar, pero nunca pude ir”. Lo acompaña para presentarlo a los demás muchachos. Cuando va presentándolo a los demás, uno por uno, les va diciendo: “De Miramar”, y Enrique le va dando la mano y el otro le responde: “Linda ciudad, Miramar”, el otro “estuve en sus playas, muy buenas”, el siguiente “buenas playas en Miramar”, el otro “Fui de pibe con mis viejos a Miramar” y, así sucesivamente, lo van saludando mientras agregan algo de la ciudad. Cuando terminó con todos los saludos, lo invitaron a que se siente a desayunar, agradeció, se sentó y pidió un café, se quedó charlando con algunos de los muchachos. Cuando llegó el momento de ir a las habitaciones para cambiarse e ir a participar del primer entrenamiento, lo llama el Vasco, un muchacho muy alegre y simpático, campeón mundial en México 1986, le dice: “Che, vos, Miramar, vení que te muestro nuestra habitación. Te tocó compartirla conmigo” largando la risa. Enrique lo mira y le responde: “Che, soy Enrique, vengo de Miramar”. Se sonríe y responde: “Acá ya sos “Miramar”, nada de Enrique. Lo dijo el Diego. Yo soy el Vasco de Saladillo. Vamos que te muestro la habitación”. El Vasco se va para la habitación y al verlo parado le dice: “! Agarrá tus cosas y vamos, Miramar!” Entonces, Enrique, se despabila, agarra los bolsos y lo sigue. Se acomodaron en la habitación, cada cual en su cama y sector del placar, se cambiaron con la ropa que le habían dejado sobre la cama y cuando se hizo la hora, bajaron por el ascensor a planta baja para dirigirse al micro que los iba a llevar al predio donde realizarían la práctica. El complejo quedaba bastante cerca, era en las instalaciones del Sindicato de Comercio, quien se lo había cedido por el tiempo que lo necesitara la Selección para su entrenamiento. Continuara...
Por: Juan Bermúdez - enjuber@hotmail.com
Comentarios
Publicar un comentario