LA LEYENDA AMERICANA DE ELDORADO

En su libro La Felicidad, Gabriel Rolón nos relata la historia de la búsqueda de Eldorado. ¨En abril de 1536, casi mil soldados europeos al mando de Gonzalo Jiménez de Quesada partieron de Santa Marta, en la costa noroeste de Colombia, buscando una nueva ruta hacia el Perú. Después de un año de penurias, (…) muchos de los conquistadores habían muerto. Dispuesto a regresar con solo doscientos sobrevivientes, Jiménez de Quesada se topó con unas parcelas de papa y maíz cuidadosamente cultivadas. En las cercanías había algunas aldeas en cuyas casas colgaban finas hojas de oro. Eran los chibchas. Sorprendidos por la llegada de los extranjeros, y también asustados, en especial por sus caballos, muchos de los habitantes originarios abandonaron sus aldeas. Otros, en cambio, confundieron a los invasores con dioses que descendían del cielo y les ofrecieron comida, mujeres y el oro que los europeos tanto codiciaban. Al parecer, los chibchas obtenían ese oro de otras tribus, cambiándolo por sal y esmeraldas que ellos tenían en abundancia. Lo cierto es que en pocos meses Jiménez de Quesada sometió a la región entera sin perder un solo hombre. Si embargo, no lograba descubrir cual era la fuente del oro chibcha. Hasta que un día un anciano le contó acerca de una extraña ceremonia. Según dijo, cada año, cientos de miembros de diferentes tribus llegaban desde lejos para reunirse a la orilla de un profundo lago ubicado en el cráter de un volcán extinto. Allí el jefe era desvestido, embadurnado su cuerpo desnudo con arcilla y se lo salpicaba con polvo de oro hasta convertirlo en Eldorado. Luego era llevado hasta una balsa donde se le unían cuatro caciques. Después de ser cuidadosamente cargada con ofrendas de oro y esmeraldas, la balsa era empujada hacia el lago (…), los caciques tiraban las ofrendas al agua. Más tarde, también el jefe se zambullía para emerger de las profundidades con el cuerpo limpio. Las riquezas arrojadas en aquel lago como ofrenda a los dioses eran el origen del oro de los chibchas. Jiménez de Quesada decidió ir en busca del tesoro (…) cuando estaba por partir se enteró que dos expediciones más se acercaban. (…) estaban dispuestos a entablar una guerra cuando decidieron que fuera el rey Carlos quien pusiera fin a la contienda. Pero el rey no tomó partido por nadie y cada uno de ellos se perdió en la historia sin demasiada trascendencia. Jiménez de Quesada murió de lepra cuando estaba por cumplir los ochenta años. (…) Muchos otros buscaron Eldorado. Entre ellos Gonzalo Pizarro, hermano del conquistador del Perú, quién cruzó los Andes y atravesó junglas en busca del tesoro. (…) en el siglo XIX, el naturalista Alexander Von Humboldt calculó que en el lecho del lago Guatavita, supuesto lugar del rito, yacía un tesoro de 300 millones de dólares. En 1912 un grupo de buscadores de origen británico vaciaron las aguas del lugar a fuerza de bombas en busca del tesoro. Pero no encontraron nada. Por fin, en el año 1965 el gobierno colombiano declaró que el lago era un sitio histórico y puso fin a la búsqueda de un tesoro por el que tantos habían muerto. Un tesoro que quizás jamás haya existido¨. Fuente: Gabriel Rolón – La felicidad / F. Fernández

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