CONOZCAMOS AL DT ENRIQUE. PARTE 19
Los días pasaron entre la playa, los juegos de cartas, las charlas y las comilonas. Fueron 3 días que disfrutaron todos de la amistad sincera que siempre mantuvieron. Cuando llego el día de partir para Colombia, se subieron en la combi del Muro y con Enrique de acompañante llevaron la familia del Tigre y a Andrés y Abi al aeropuerto. Se despidieron con el afecto de siempre y con un “hasta pronto”. El Muro y Enrique pasaron por sus casas, recogieron la ropa deportiva que necesitaban porque al día siguiente se tenían que presenta en el Club. Volvieron a la casa de José Ignacio con sus bolsos para descansar hasta el día siguiente.
A la mañana bien temprano se subieron a la camioneta de Enrique y partieron rumbo al entrenamiento. Al llegar se fueron encontrando con todos los compañeros, algunos estaban y otros iban llegando. Hubo alegrías, cargadas, charlas, recuerdos, presentaciones con los nuevos, mientras esperaban la llegada del cuerpo técnico. El vestuario empezaba otra vez, atrás quedaban los logros, las derrotas, todo lo anterior, ahora empezaba una nueva etapa, como cada año que se venía la pretemporada que marcaba el comienzo y, luego, vendría todo el año deportivo hasta las nuevas vacaciones.
Cuando llegó el cuerpo técnico, dio los pasos a seguir: primero los pesaban, luego los harían correr en una cinta con control cardíaco y todos los demás estudios para ver el estado físico de cada uno. Siempre, la primera semana, era para todas esas cosas y cuando viajaban a Punta del Este, donde concentrarían, empezaba el entrenamiento duro. Cuando terminó el primer día, los muchachos se subieron al auto y volvieron para José Ignacio.
Al llegar, tuvieron que contestar todas las preguntas que, sobre todo los varones, le hacían para enterarse del primer día de entrenamiento. Le preguntaron: ¿cómo era el cuerpo técnico nuevo?, ¿quiénes eran los compañeros nuevos?, ¿qué ejercicios habían hecho? Y un montón de preguntas más. Cuando se calmaron, tomó la palabra el Muro: “Les vamos a contar lo mejor de hoy, alguien del cuerpo técnico del seleccionado anduvo preguntando por mí en el club, jaja. Parece que se viene la Selección para el Muro, se viene la Celeste para papá jajaja” se ríe, mientras Bella va a felicitarlo y todos hacen lo mismo. “Bueno, gracias, gracias a todos, -les dice el Muro- pero esperen que Enrique hable”. “Muy bien -dice Enrique- pero no solo preguntaron por el Muro, (se ríe) anduvieron preguntando por mí, también, de la Selección Argentina. Alguien llamó al Club para preguntar por mí, pero como estábamos de vacaciones, dijeron que volverían a llamar. Se viene la Celeste y Blanca para Enriquito” Y ahora todos van a abrazar a Enrique. Entra Helena y Clau: “Escuchamos bien -dice Helena- ¿los llamaron des-de los seleccionados?” “Si -asiente Clau- escuchamos eso” “Escucharon bien, queridas -les dice Enrique- Alguien llamó al Club preguntando por nosotros y dos compañeros más. A mí de Argentina y a ellos de Uruguay”. “Exacto chicas -dice el Muro- nos vamos a para la selección” jajaja, se ríe. “Bueno para Muro -dice Enrique- recién nos informó el Club que hubo un llamado para cada uno, ahora debemos esperar que hablen con nosotros y saber que quieren los que llaman y de parte de quién llaman. Pero, bueno, fue el secretario quién atendió los llamados y nos dijo que eran de parte del cuerpo técnico de los seleccionados. Tenemos que esperar a que nos llamen personalmente y saber que quieren”. “Está bien Enrique -dice el Muro- pero deja que nos ilusionemos un poco. Vamos a hacer un brindis por nuestro llamado al seleccionado por primera vez” Se felicitan, otra vez, entre todos, Clau va a buscar unas copas y un champagne para brindar que rápidamente es consumido. En los días siguiente se iba a saber que eran esas llamadas.
Dos días más tarde, mientras están practicando futbol reducido, le avisan a Enrique que tiene un llamado telefónico en la secretaría del Club. Va corriendo a contestar y se escucha esta conversación: “Buen día, soy Enrique Álvarez, ¿quién habla?” “Buen día Álvarez, habla el secretario de la AFA desde Buenos Aires, me recomendó el Cuerpo Técnico del Dr. Bilardo que me comunique con los jugadores que van a ser citados en los próximos días para gira que se llevará a cabo por países de Europa. Usted está en la lista de los posibles convocados, por eso, me he comunicado para conocer si está de acuerdo con esta citación, con pertenecer al Seleccionado Argentino o si tiene algún inconveniente, cualquiera que sea: de orden físico o de otra índole, para no querer pertenecer a la lista de convocados que saldrá la semana próxima.” “Bueno, en principio -responde Enrique algo sobresaltado por la sorpresa- no tendría ningún in-conveniente en estar en la lista, es más, me gustaría muchísimo participar, pero me gustaría saber los datos más concretos…” lo interrumpe el secretario: “Perdón Álvarez, todo lo que usted desee saber se lo haremos llegar por escrito en dos o tres días, no se haga problema. En este momento necesitamos saber si Ud. está de acuerdo con su convocatoria, así cuando se anuncie la lista podemos confirmar su nombre. Además, el Cuerpo Técnico en persona se comunicará con todos los confirmados en la lista. Esto se lo aseguro”. “Bueno, gracias. Entonces estoy de acuerdo -dice Enrique- Hágame llegar, por favor, todo el itinerario y los días en que se llevara a cabo la gira por Europa. Desde ya que no tengo inconveniente ni físicos ni particulares para participar en esta convocatoria, porque esto es algo tan hermoso que parece increíble. Hágale llegar a todo el Cuerpo Técnico, mi saludo, mi agradecimiento y todo mi entusiasmo por vestir la Celeste y Blanca. Desde ya, también, le agradezco a Ud. por este llamado y quedo a disposición para cuando me necesiten”. “Muchas gracias, Álvarez. También queda pedir el permiso al Club Nacional para que lo autorice a incorporarse a la Selección y a viajar a donde tenemos que ir a jugar. Bueno, Álvarez, fue un gusto hablar con Ud. y pronto tendrá más noti-cias nuestras. Por último, lo felicito por su convocatoria.” “Muchas gracias. Perdón, ¿Cómo es su nombre, por favor?” “Mi nombre es Jorge, secretario de las Selecciones Nacionales.” le dice. “Muchas gracias, Jorge. Fue muy amable de su parte. Otra vez, saludos para todos y ojalá podamos conocernos pronto. Muchísimas gracias, Jorge” “Muchas gracias a Ud. Álvarez, -dice Jorge- y nos hablamos pronto. Saludos”. “Saludos Jorge” y cuelga el teléfono sin poder creer lo que había escuchado, tantos años jugando al futbol y al final le había llegado una convocatoria para vestir la camiseta Argentina. Enrique no salía de su asombro, ni cabía de la alegría que sentía por dentro. Salió rápidamente de la oficina y fue al encuentro de los compañeros, cuando estuvo al lado de su amigo el Muro, le dice: “Muro, somos 5 los seleccionados, ustedes 4 para Uruguay y yo para Argentina. Que locura, boludo, me llamaron para la selección, después de tantos años”. “Que grande Enrique -dice el Muro- Me alegro mucho, hermano. Te lo mereces más que nadie. Tuviste un año espectacular y fuiste fundamental en nuestros logros, hermano”. “Gracias, Muro”. Y se dan un abrazo, para seguir con la rutina del entrenamiento.
La vuelta en la 4x4 a José Ignacio fue muy felíz y divertida. Los dos iban fes-tejando su convocatoria a la Selección de su País. Cuando llegaron a la casa, la alegría inundó a toda la familia. Hubo brindis y gran agasajo a los dos nuevos jugadores seleccionados por los cuerpos técnicos de sus países.
Tres días más tarde, Enrique, recibe un nuevo llamado, en el club, desde Argentina para decirle que la lista había sido dada, que su nombre estaba en ella y que pronto lo recibirían en el predio de Ezeiza. También le hicieron llegar, en un sobre, los días, lugares y horarios de los entrenamientos, más el itinerario del viaje y los partidos que jugarían. Todo como le había prometido Jorge, el secretario de la AFA, en su primer llamado telefónico.
Durante quince días los jugadores de Nacional hicieron la pretemporada en las playas de Punta del Este. Durante la primera semana hicieron carreras en la arena, pesas y todos los ejercicios de esfuerzos para tener un buen fondo físico, casi no tocaron la pelota. Entrando en la segunda semana, la pelota fue el elemento fundamental, todos los ejercicios fueron con ella, así pudieron relajar los músculos, pasaron a tener contacto con el césped y empezaron a jugar partidos amistosos.
Programaron dos encuentros con el Deportivo Maldonado, equipo que militaba en la segunda categoría y es de una ciudad muy cercana del Hotel de Punta del Este, donde estaban alojados.
En el Club Deportivo Maldonado, el Muro, había jugado desde niño, cuando cumplió los 19 años pasó a préstamo a Nacional de Montevideo. Luego, a los 22 años lo compró el Deportivo Cali de Colombia y a los 30 años volvió a Nacional de Montevideo, en donde estaba jugando.
Por: Juan Bermúdez - enjuber@hotmail.com
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