OBSERVACIÓN DE AVES: UNA HERRAMIENTA PROTECTORA
La observación de aves se ha constituido en una actividad sumamente atractiva y contagiosa porque lleva al observador a un estrecho contacto con la naturaleza, motivo por el cual se ha expandido en todo el planeta.
En ocasiones implica grandes viajes, pero también cobra sentido dar la vuelta a la esquina del barrio, o simplemente salir al patio de casa o mirar por la ventana; pero en todos los casos esta actividad lleva implícita la necesidad de proteger y conservar los diversos ecosistemas que componen la naturaleza que nos contiene. Es por lo expuesto que se la considera una actividad turística importante y sana para el ambiente, es decir una verdadera herramienta para la conservación de los ecosistemas.
El turismo es una actividad que cuando se realiza masivamente puede implicar la sobrecarga de lugares que son especiales por sus características naturales o culturales y esto puede traducirse en pérdida de identidad de pueblos originarios o grupos culturales sensibles, pero también debemos destacar que en los últimos años se ha ido generando una creciente preocupación por revertir o disminuir los efectos negativos de la actividad turística en pos de una actividad que hemos dado en llamar “turismo responsable.”
Dentro del turismo responsable podemos mencionar al ecoturismo a través del cual se visita un lugar observando e interpretando la naturaleza, generando impactos negativos mínimos sobre el ambiente contribuyendo así con su conservación. Es en ese contexto donde la observación de aves cobra un rol protagónico porque se trata de una actividad divertida y enriquecedora que ayuda a poner en valor el patrimonio natural de cada lugar.
Si comparamos la observación de aves con otras actividades que se practican en la naturaleza, veremos que se trata de una actividad meramente contemplativa, sumamente respetuosa del entorno natural y que no implica el contacto directo con las especies. Pero además en estos tiempos en que todos tenemos cada vez más obligaciones, poco tiempo libre y muchas horas frente a computadoras y demás elementos electrónicos, el contacto con la naturaleza se convierte en algo necesario y enriquecedor. La observación de aves en particular puede implicar una toma de conciencia acerca del lugar que los seres humanos ocupamos en el planeta, podemos vernos entonces tan sólo como una parte de él y no como sus dueños. Observando aves podemos ejercitar nuestra capacidad de observación, de asociación, entender los ritmos de la naturaleza sin alterarlos, en un marco de total respeto.
Existen en el mundo unos setenta y ocho millones de observadores de aves que al desplazarse por los distintos países realizan un gasto promedio de mil dólares por persona, por viaje. En Argentina los amantes de esta faceta del ecoturismo pueden encontrarse con poco más de mil especies de aves diferentes, cifra muy atractiva que estas personas saben valorar, por eso vienen a nuestro país desde todas partes del mundo en busca de áreas establecidas por consenso a las que se conoce como AICAs (Áreas Importantes para la Conservación de las Aves) ó IBAs según sus siglas en inglés (Important Birds Areas), estas áreas surgieron hace ya algunos años en el marco de una iniciativa que BirdLife International lidera a nivel mundial. Se trata de la identificación y el relevamiento de una red de sitios de importancia para las aves.
En nuestro país la ONG Aves Argentinas identificó un total de 273 AICAs que constituyen el 12% de la superficie total del territorio nacional. Para la identificación de estos sitios se utilizaron diferentes criterios comenzando por la presencia de especies de aves en peligro de extinción, es decir, globalmente amenazadas por distintos factores. También la presencia de especies endémicas, especies confinadas a biomas sudamericanos y especies congregatorias ( son aquellas que forman grandes grupos) fueron tenidas en cuenta a la hora de considerar o declarar un sitio como Área Importante para la Conservación de las Aves. El 48% de las AICAs en Argentina coincide con áreas naturales protegidas tales como parques nacionales o provinciales, reservas naturales, etc, y el 52% restante corresponde a tierras privadas o fiscales.
Las AICAs constituyen lugares de suma importancia por las especies que allí habitan, pero además porque contar con este relevamiento permite gestar e implementar políticas y planes de acción que resultan claves para la conservación de estos sitios.
El bioma del pastizal templado que tenemos en gran parte de nuestra provincia de Buenos Aires está seriamente amenazado debido a los cambios que el hombre ha realizado en su cubierta vegetal y a la inadecuada planificación del uso de la tierra. Las poblaciones de aves silvestres proporcionan una buena indicación del peligro que estos pastizales están enfrentando por ejemplo los pastizales templados del litoral bonaerense y entrerriano son un ejemplo muy particular del deterioro debido al avance de la frontera agrícola, a la intensificación ganadera y al crecimiento de los núcleos urbanos.
La conservación de la biodiversidad depende en gran medida de la capacidad de la gente de implementar iniciativas exitosas a nivel local que pueden impulsarse no sólo a través del establecimiento de áreas naturales protegidas sino a través del uso sustentable de las actividades productivas. No hay dudas de que nuestro país con sus maravillosos y variados paisajes representa un gran potencial para los amantes de la naturaleza y de las aves. Cuidémoslo.
Por: Bibiana Manfroni
Bibliografía: Aves Argentinas. Revista de Naturaleza y Conservación Nº 28. Turismo y conservación. Paulina Feyling.
Important Bird Areas. Americas. (BirdLife).
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