CAUSA Y EFECTO

En su novela Historia del cerco de Lisboa, José Saramago dice: ¨Ciertos autores, (…) aborrecen l evidencia de no ser siempre lineal y explícita la relación entre lo que llamamos causa y lo que, por venir después, llamamos efecto. Alegan ésos, y no hay que negarles razón, que desde que el mundo es mundo, pese a que ignoramos cuando comenzó, nunca se ha visto un efecto que no tuviera su causa, y que toda causa ocasionó y ocasionará efectos, los cuales se producen instantáneamente, aunque el tránsito de la causa al efecto haya escapado a la percepción del observador y sólo mucho tiempo después logre ser aproximadamente reconstituido. (…) sustentan dichos autores que todas las causas hoy visibles y reconocibles han producido ya sus efectos, no teniendo nosotros más que esperar que ellos se manifiesten, también, que todos los efectos, manifestados o por manifestar, tienen sus causalidades, aunque las múltiples insuficiencias de que padecemos nos hayan impedido identificarlas (…). Lo que esos autores proclaman es que no vale la pena que nos preocupemos por el día de mañana, porque, de cierta manera, o de manera cierta, todo cuanto acontezca ha acontecido ya, contradicción sólo aparente, como quedó demostrado, pues si no se puede hacer volver la piedra a la mano que la lanzó, tampoco escapamos nosotros del golpe y de la herida si fue buena la puntería y por desatención o inadvertencia del peligro no nos desviamos a tiempo. En fin, vivir no es sólo difícil, es casi imposible, mayormente en aquellos casos en que, no estando la causa a la vista, nos esté interpelando el efecto (…). Si tal sucede, es decir, si ante los ojos tenemos lo que, por toda señal y representación, tiene visos de efecto, y de él no percibimos una causa inmediata o próxima, el remedio está en contemporizar, en dar tiempo al tiempo, ya que la especie humana, sobre la cual, recordémoslo, aunque parezca a despropósito, no se conoce otra opinión que la que ella tiene de sí misma, está destinada a esperar infinitamente los efectos y a buscar infinitamente las causas, al menos eso es lo que, hasta hoy, infinitamente ha hecho. Por: R. Fernández Fuente: Historia del cerco de Lisboa/ José Saramago

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