CANTOR DE LAS MADRUGADAS: "EL ZORZAL COLORADO"
Compañero del campesino y del hombre de la ciudad, dueño de uno de los cantos más melodiosos entre las aves, está diseminado por distintas regiones de nuestro país y del continente, puede considerárselo el prototipo del pájaro cantor de nuestras latitudes, por eso a Carlos Gardel se lo llamó “El Zorzal Criollo”.
Los científicos lo conocen como “turdus rufiventris”, se lo encuentra preferentemente en sitios arbolados, selvas y montes desde el sur del río Amazonas hasta el sur de la provincia de Buenos Aires y desde el océano Atlántico hasta las estribaciones de la Cordillera de los Andes, merced a su notable capacidad de adaptación, se lo encuentra en zonas de desmontes y de ocupación humana. Hoy también lo vemos en parques y jardines de grandes ciudades. Existen varias especies de zorzales en nuestro país, pero este cantor de las madrugadas, se diferencia de los demás integrantes de su familia por el llamativo tono rojizo del plumaje que cubre la parte inferior de su cuerpo, en especial el vientre. También es particularmente apreciado por su canto dulce y melodioso.
El mejor cantor:
El zorzal canta durante toda la época de nidificación desde agosto o septiembre hasta diciembre o enero, su canto se intensifica al amanecer y al anochecer. Antes de que salga el sol, el macho se posa en un árbol cercano al que alberga su nido, mientras la hembra incuba los huevos o alimenta a los pichones, allí canta en su puesto de vigilancia emitiendo un silbido continuo y melodioso. La canción puede durar una o dos horas aún antes del amanecer. También es capaz de otras vocalizaciones como expresiones de alarma que emite cuando algún intruso se acerca demasiado a la nidada y fuera de la época de nidificación, durante el invierno se los puede escuchar emitiendo su voz de alerta.
Cielo y tierra:
Los zorzales son pájaros sedentarios que no se alejan más de trescientos metros de sus apostaderos habituales o de sus nidos, por lo tanto su vuelo es corto aunque veloz y algo gracioso porque para remontarse baten las alas tan rápido que las puntas casi se encuentran por debajo del cuerpo y describen una trayectoria suavemente ondulante. Cuando camina lo hace combinando la carrera con saltitos mientras selecciona su posible alimento, interrumpen la marcha con frecuencia para observar cautelosamente a su alrededor. Su capacidad de adaptación está demostrada en la variada dieta que es capaz de adoptar, come toda clase de frutos, gusta en especial de los dátiles maduros de la palmera yatay – los traga enteros a pesar de su tamaño- En sembrados, parques y jardines come insectos, larvas, caracolitos y lombrices que son sus preferidas, en terrenos húmedos se dispone a “cazar” lombrices: Cuando encuentra un agujerito en la tierra, introduce hábilmente el pico hurgando en busca de su alimento preferido, apresa certeramente a la lombriz con el pico gracias a la punta curvada de su parte superior, tira hacia arriba mientras la lombriz se estira intentando inútilmente aferrarse a su cueva. Muchas veces lo vemos detenerse ante alguno de esos agujeros y girando la cabeza lo observa graciosamente con un solo ojo, si vuelve a introducir su pico después de tan concienzudo examen es seguro que obtendrá una lombriz. En ocasiones se lo ve llegar al nido con un manojo de lombrices en su pico porque ellas predominan en la dieta de los pichones que además de lombrices comen insectos y pequeñas frutas.
Formando la familia:
A fines del invierno los zorzales comienzan a prepararse para la reproducción y la crianza de los pichones, es entonces cuando comienza a escucharse su canto melodioso y cuando la pareja, que ha permanecido unida durante el período invernal, inicia la construcción del nido: el primer paso es elegir una horqueta o soporte fuerte, por lo general a un metro y medio o dos de altura, aunque se han registrado a bastante mayor altura, tratan de que el nido esté protegido por abundante follaje, el nido es de adobe, o sea mezcla de barro y pequeñas raíces en forma de semiesfera, el interior está tapizado con raicillas de hierbas y ramitas finas donde la hembra depositará tres huevos que incubará durante catorce o quince días. Los pichones nacen casi desnudos con algo de plumón solamente en la cabeza, pero a la semana ya cuentan con todo el plumaje que va creciendo y cuyo colorido varía rápidamente hasta el momento de dejar el nido, cosa que ocurre más o menos a los quince días de nacer. La vigilancia del nido y alimentación de los pichones son tareas de ambos padres, aunque el macho se inclina más por la vigilancia. Las crías producen en el intestino una bolsa fecal blanca que contiene los excrementos y facilita la tarea de limpieza a la que se abocan los padres después de haber alimentado a los pequeños zorzales.
Alarma y defensa
Los zorzales colorados viven en parejas compartiendo con otros ejemplares de la especie los sitios donde se alimentan, pero no forman bandadas, cuando un intruso se acerca demasiado al nido, los padres emiten su canto de alarma y los pichones se repliegan contra el fondo, si estos gritos no ahuyentan al enemigo, los zorzales lo atacan golpeándolo con la punta de las alas.
Su canto ha inspirado antiguamente algunas creencias en el campo, por ejemplo: “Si canta de mañana anuncia matrimonio, si lo hace por la tarde, significa ausencias…”
A pesar de que el desmonte indiscriminado llevado a cabo por el hombre amenaza el hábitat del zorzal colorado, su excelente capacidad de adaptación le permite sobrevivir en campos cultivados, parques y jardines, allí come frutos cuyas semillas disemina con sus excrementos y consume insectos que perjudican las actividades humanas.
Por: Bibiana Manfroni
Bibliografía: Fauna Argentina. Ficha Ecológica Correspondiente al Zorzal Colorado( Relevamiento de información de José Leiberman).
Cien Aves Argentinas. Pablo Canevari. Tito Narosky. Edit. Albatros.
Nidos y Huevos de Aves Argentinas. Martín de la Peña. Edit. Fundación Habitat.
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