CONOZCAMOS AL T ENRIQUE. PARTE 14
Abi” (así se llamaba el grupo de los chicos) a que suban al escenario. Entonces los muchachos se acercan y suben al escenario, Juanes, con su guitarra colgada, toma el micrófono, dirigiéndose a los novios e invitados les dice: “Hola a todos, hola Abigail, hola Andrés, somos el grupo “Los pibes de Abi” en honor a la novia, a quién queremos mucho y queremos regalarle una canción porque nos prestó su nombre para ponerle al grupo (las sonrisas aparecieron en todos), porque ella es quien durante muchos años ha estado al lado de todos nosotros, des-de muy chiquitos hasta ahora que ya andamos por los 14 y 15 años, porque siempre te vamos a estar agradecidos por cómo nos trataste y por lo cálida que siempre fuiste con todos nosotros. En esta ocasión, nos van a acompañar nuestras madres, por eso le pedimos a mi querida madre Helena que suba con nosotros a acompañarnos con el piano y mi querida tía Clau que nos acompañe con el violín. Nosotros so-mos el grupo “Los pibes de Abi” y les voy a presentar cada uno de mis compañeros: mis queridas amigas Bella y Soledad me acompañan con coros, mi hermano Juan en bajo, mi amigo Bulla en guitarra, mi amigo Rómulo en batería y mi amigo Remo en las congas, mi nombre es Juanes, toco guitarra y canto. Y esta canción es para vos, querida Abigail… Vamos muchachos, con todo”.
Algunos invitados andaban moviéndose y conversando entre ellos, el murmullo era bastante grande, hasta que empezó a sonar un solo de piano y violín ejecutado por Helena y Clau. La música que sonaba era tan hermosa que la gente empezó a callarse y se fue ubicando en sus asientos. El dúo de piano y violín continuaba y se fueron acoplando los instrumentos de los todos los muchachos hasta que el grupo sonó en todo su esplendor. Cuando Juanes arrancó con la canción, las chi-cas lo acompañaban con los coros. La canción que se llamaba “Te agradezco amiga” decía así:
Desde que llegaste a nuestras vidas – las llenaste con toda tu alegría – toda canción era una fiesta – que nos despertaba cada mañana – siempre nos diste grandes consejos - que nos sirvieron a todos en el camino –
Fuiste compinche en las cagadas – compartiste las materias más complicadas – nos lavaste la ropa antes que nada – nos marcaste las locuras desgraciadas nos ayudaste en las cosas más taradas porque siempre estabas salvándonos de todo.
(estribillo)
Te agradezco, querida amiga– por la buena vida – Te agradezco, gran amiga – por tantas alegrías – Te agradezco, la mejor amiga – por la infancia que vivimos – Te agradezco, simplemente amiga – con todo el corazón, querida Abi – (gracias Abi…)
El final llego con todos cantando, mientras hacían sonar sus instrumentos, Abigail, con los ojos llenos de lágrimas y muy emocionada, se fue a abrazar con cada uno de los que estaban sobre el escenario, mientras Andrés y todos los invitados no paraban de aplaudir y emitir gritos de alegría. Gran final. Continuaron tocando varios temas más que había compuesto Juanes, era una música muy alegre, la gente se divertía mucho y no se iba de la pista de baile. Siguieron tocando bastante tiempo, mientras la novia Abigail compartía el escenario con el grupo.
La fiesta continua hasta muy tarde, hasta que los novios comenzaron a saludar a todos los que quedaban en el salón, para luego retirarse al hotel. Los invitados se fueron retirando, también, a descansar, cada uno a su hotel. Todos se fueron a dormir, muy cansados, porque tenían que volver a Cali al día siguiente, para abordar el avión y comenzar sus vacaciones en República Dominicana. Recién al mediodía se pudieron levantar, se subieron a las camionetas y salieron rumbo a Cali, pasaron solo por la casa de Delia y el Tigre a buscar las valijas y marcharon al aeropuerto a tomar el avión que los esperaba para viajar a Punta Cana.
El avión del Jefe estaba esperando en la pista para partir, cuando subieron todos se encontraron que Abigail, Andrés y una familia amiga, compartían el vuelo. Se saludaron todos, entre bromas, para luego sentarse, ajustarse los cinturones y partir a República Dominicana.
Viajaron en el avión del Jefe, directamente al Aeropuerto Internacional de Punta Cana en República Dominicana. Los esperaron gente del Hotel Catalonia Bávaro Beach, Golf & Casino Resort, quienes los trasladaron los 15 km que había entre el Hotel y el Aeropuerto.
Después de registrarse, los ubicaron a cada familia en su cabaña. Habían contratado para las vacaciones el servicio “All Inclusive”, es decir, con desayuno, almuerzo y cena más gaseosas, tragos, café y té, todo incluido. Solo algunas bebidas alcohólicas no estaban incluidas.
Los jóvenes, rápidamente, fueron a las piletas que tenía el complejo para darse un chapuzón, después se dirigieron a una barra, pidieron unos sándwiches y gaseosas, disfrutaban del sol y del lugar, mientras, los mayores acomodaban los equipajes en las cabañas asignadas.
El Hotel contaba con cancha de golf de 18 hoyos, cancha de futbol, cancha de futbol-salón, cancha de básquet, canchas de pádel, canchas de tenis, cancha de vóley-playa, cancha de futbol-tenis playa, gimnasio completo, sauna, salas de masajes y todos lo necesario para la práctica de ejercicios físicos.
Todos los días salían a caminar o correr por la playa, jugaban a la pelota o cualquier otro deporte, siempre pensando en mantener el estado físico para llegar bien a la pretemporada al regresar al club donde estaban jugando. A la mañana, casi siempre, los primeros que se levantaban para caminar o correr por la playa eran Helena, Enrique y sus hijos. Luego se iban acoplando lo demás amigos hasta juntarse todos los que estaban juntos de vacaciones y se dirigían a desayunar.
El desayuno era muy completo, tenía todo lo necesario para deportistas como eran ellos, también, cualquier alimento que no estaba, lo solicitaban y al otro día estaba en el menú. Había todo tipo de frutas, yogures, bebidas, panes, comidas y jugos. Era un placer desayunar en ese lugar porque, además de todos los ingredientes que le ofrecían, disfrutaban de una vista espectacular del mar y la playa, desde una terraza se podía bajar a la playa para descansar, bañarse o jugar con la pelota.
Después de desayunar y bajar a la playa, los jóvenes se empezaban a desafiar, unos a otros, a jugar al futbol-tenis, mientras que los padres no se quedaban atrás con los desafíos. Así se fueron formando parejas para los partidos de futbol-tenis, el interés fue cada vez mayor, hasta que se armó un minicampeonato que se jugó por la mañana. Las parejas que se habían formado eran, entre un mayor y un menor, un total de 5 y quedaron conformadas de la siguiente manera: Enrique – Juanse, El Muro – El Bulla, El Tigre – Remo, Andrés – Juancito y Rómulo – El Chonto Herrera (este era un colombiano amigo y compañero de Andrés en el equipo del Atlético Nacional que, también, paraba en el Hotel con su mujer y dos chicos pequeños). Los partidos se jugaban a un solo set, a 11 tantos, si llegaban empatados, se debía continuar hasta lograr una diferencia de 2. Era a un solo set porque la paridad en el juego hacía que duraran muchos minutos los partidos.
Por la tarde, todos iban al gimnasio, se hacían dar unos masajes y tomaban una sauna. Cuando terminaban con todo, seguían practicando algún deporte (por ejemplo: golf, pádel, tenis) o se iban a descansar a la playa. Las mujeres eran quienes más jugaban al pádel y salían a andar en bicicleta. Mas tarde, se juntaban para jugar a las cartas, al pool o simplemente conversar tomando un trago. Después, llegaba la hora de la cena que los reunía a todos en una larga mesa. Antes de ir a dormir, los jóvenes con algunos mayores se reunían a tocar y cantar canciones. Eran días de diversión y descanso que se disfrutaban mucho.
Los partidos de futbol-tenis en la playa se fueron jugando hasta que quedaron los semifinalistas: Andrés-Juancito vs. Enrique-Juanse sería una de las semifinales y la otra El Muro-El Bulla vs. El Tigre-Remo, quedaron afuera El Chonto-Rómulo. Continuara...
Por: Juan Bermúdez
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