QUÉ ES LA POLÍTICA SINO "EL ARTE DE LO POSIBLE"...
Qué es la política sino “el arte de lo posible”….este apotegma, que tiene cientos de años, ha sido dicho y escuchado millones de veces, y encierra, como ocurre en estos casos, una gran dosis de verdad. No parece exagerado afirmar que la política es ir “mas allá” para conseguir lo necesario. Pero mas que nada, esta sentencia nos interpela acerca de qué es lo que interpretamos como “posible” cuando hablamos de política.
Qué es lo posible, pareciera ser algo relativo: sería lo que resulta posible en un determinado momento, y a partir de determinados objetivos; lo imposible ayer, es una realidad hoy. Entonces la política nos aparece como una cuestión de contextos y tiempo. Quién define qué es posible, o deseable, o necesario, en cada momento, es otra cuestión: será el hombre, o el grupo encargado de tomar las decisiones. ¿Pero cómo? ¿Cómo se seleccionan? ¿A través de qué sistema? Un sinnúmero de preguntas nos advierten sobre la complejidad del tema en cuestión.
Sin embargo, hay un cierto consenso acerca de que la política es una actividad cuyo objetivo es el de resolver pacífica y razonablemente conflictos entre las personas y los grupos humanos. Más precisamente, la política es una forma particular de afrontar aquellos conflictos que deben resolverse en los ámbitos de interacción social.
Por lo tanto, pareciera ser que el sentido último de la política es conducirnos concretar esa idea, esa posibilidad de que los conflictos que, necesariamente surgen en las relaciones humanas, se diriman de manera pacífica, de manera “civilizada”. En definitiva, la política como acción nos muestra la actividad de quienes rigen (o aspiran a hacerlo) los asuntos públicos y la política como ciencia trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas. Respuestas a aquellos interrogantes….
Sin embargo, parecemos embarcados en una lucha constante por hacer imposible esa posibilidad. Constantemente vemos a quienes buscan ejercer o ejercen los asuntos públicos manifestarse de manera incivilizada, atizar la violencia y trabajar en contra de la paz. Basta ver cualquier periódico de cualquier país del mundo para ver que la política ha sido degradada a su mínima expresión, y que solo se ha convertido en una excusa para quienes, como bien describía Max Weber hace mas de 150 años, pretenden vivir de la política y no para ella. Es en esa disquisición en que se encuentra toda la cuestión de fondo: la política ES el arte de lo posible, pues es dentro de sus marcos en donde se resuelven las problemáticas de cualquier sociedad y dentro de ella: es política una decisión de un club de qué jugador comprar, cuándo serán las elecciones en una sociedad de fomento, a qué se destina el presupuesto de una nación, cómo un hospital reparte sus turnos, como una escuela contrata a sus maestros, etc.
Todo es política. Ésta es el norte en la brújula de la acción humana. Una brújula que se constituye en base a valores compartidos, a ideales a perseguir y en proyectos a conseguir. Max Weber distinguía, en su obra La política como vocación (trabajo sobresaliente y que podríamos considerar una guía para interpretar la política en el mundo actual), la ética de la convicción de la ética de la responsabilidad. La primera retrata a políticos que anteponen sus principios morales ante cualquier decisión. En la segunda, el político mantiene sus principios, pero siempre tiene en cuenta el impacto de su acción en la sociedad. Para Weber, quien actúa solamente guiado por sus convicciones es un tanto irresponsable porque no repara en las consecuencias de sus actos. Quien solamente tiene en cuenta las consecuencias de sus decisiones, sin ningún tipo de ancla moral, simplemente se guía por frías nociones de cálculo. Ambas éticas deberían complementarse, pues los contornos del hombre con vocación política. Sin embargo, es evidente que en la realidad esto no ocurre…
Por: Lic. (Mg) Milena Barada
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