AUNQUE USTED NO LO CREA, SON PECES… CABALLITOS DE MAR.

En el año 2004 fue descripto el caballito de mar patagónico por la doctora Piacentino y el doctor Luzzatto . Además de su llamativa forma y sus comportamientos como especie, cada individuo tiene rasgos propios que los diferencian entre sí. En Argentina sólo se conoce una especie: Hippocampus patagonicus, y es objeto de minuciosos estudios. Se ha encontrado que el patrón pigmentario de rostro y cuerpo de cada individuo se constituye como una huella digital que lo identifica. Esto además de reforzar la idea de la individualidad en sentido amplio de los caballitos de mar, tendría aplicación en el campo de la ecología y conservación ya que reconocerlos individualmente evita la necesidad de aplicar el método de marcado, que a pesar de ser tan utilizado, es invasivo por tratarse de inyecciones de colorantes (elastómeros), y realmente no se sabe las secuelas que pudieran sufrir los animales o la modificación de alguna o muchas de las variables ecológicas en las que se desenvuelven las poblaciones naturales, por lo tanto el marcaje con estos métodos comienza a considerarse obsoleto frente a la posibilidad de identificación certera mediante una simple fotografía de sus rostros. Considerando que se trata de animales que sugieren tal complejidad individual y social, deberían adoptarse generalizadamente las mejores prácticas en cuanto a la ética para su estudio, sin por ello resignar información. A pesar de su relativamente corta historia evolutiva - datan de unos cinco millones de años- los caballitos de mar cuentan con una alta diversificación morfológica, existen especies de tamaño menor a dos centímetros y otras que superan los treinta centímetros. Su cabeza se ubica en ángulo aproximadamente recto respecto del cuerpo desplazándose en natación erguida y con el rostro al frente. Sus aletas se muestran muy modificadas en forma y función respecto de lo usualmente observable en peces. Las aletas responsables de la propulsión natatoria son la dorsal y las pectorales, en cambio en la generalidad de los peces la primordial para esta función es la aleta caudal que en los caballitos de mar no existe, en su lugar tienen una transformación de la parte posterior del animal en una cola articulada con capacidad prensil por medio de la cual se sujetan a diversos sustratos presentes en el fondo o eventualmente en la columna de agua. La variabilidad morfológica de estos peces incluye estructuras en su diseño corporal que los hacen diferentes y pueden interpretarse como adaptaciones para mimetizarse con el entorno, por ejemplo, las especies que habitan arrecifes de coral suelen estar dotadas de largas espinas que los hacen parecer una rama más del coral al que se sujetan. Otras desarrollaron bultos en cabeza y cuerpo que simulan pólipos de algunas formas de gorgonias (corales blandos). Esto también ocurre en otros hábitats con presencia de caballitos de mar, como los pastos marinos o en aquellos en los que dominan algas e invertebrados sésiles (fijos al fondo marino). Monógamos, comunicativos y únicos: El comportamiento de los caballitos de mar es otro factor que los distingue de los peces convencionales. Entre estos factores está la monogamia que dio origen al mito de la fidelidad, dicha monogamia no es estricta y puede interpretarse también como respuesta a su escasa movilidad y su baja densidad poblacional. Otro rasgo llamativo surge de observaciones hechas fundamentalmente en cautiverio que sugiere interacciones entre individuos asimilables a comunicaciones, esto se ve exacerbado durante los eventos sexuales donde parejas o individuos de un mismo sexo realizan nados sincrónicos, gesticulaciones con sus cabezas que parecen ser respondidas, interferencias de un tercero con o sin agresividad en el cortejo previo al apareamiento, estas entre otras conductas parecen indicar estar en presencia de comunicaciones conscientes entre peces que no parecen peces. Como ya se mencionó, en Argentina sólo tenemos una especie, el Hippocampus patagonicus que puede llegar a medir hasta 18 centímetros, presenta todas las características que hemos mencionado y sigue siendo objeto de estudio. Frágiles y en peligro. Las poblaciones estables de caballitos de mar en Argentina son escasas y están confinadas en ambientes muy especiales. Actualmente la que mayor atención está recibiendo es la de Bahía de San Antonio, norte de la provincia de Río Negro, es la población más austral de la especie. Este ecosistema de humedales marinos en la porción más meridional del Golfo de San Matías se compone de dos canales principales que se adentran sobre la porción continental aumentando así el aislamiento y protección de sus aguas. Adicionalmente las mareas con un promedio de siete metros de amplitud generan fuertes corrientes y remolinos que incrementan la particularidad de este ambiente alcanzando altas temperaturas del agua en verano. El problema radica como siempre en el factor humano: este ecosistema es asiento de tres ciudades con escasa mitigación sobre los contaminantes industriales y domiciliarios, además no existe planificación de la actividad turística cuyo crecimiento exponencial ha invadido con contaminación sonora, basura y pisoteo áreas que hasta hace poco eran prístinas. Hoy son promocionadas como “Caribe de la Patagonia” sin provisión de servicios esenciales y con muy poco control sobre las actividades que se desarrollan. Su progresiva degradación se traduce en sitios donde la población de caballitos de mar casi ha desaparecido y otros donde se verifica una permanente declinación. Este escenario de vulnerabilidad local sobre la población más conspicua de la especie ha llevado a que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) le asigne a la especie un riesgo de extinción categorizándola como VULNERABLE. Otra amenaza es una pesquería de baja escala que busca individuos para deshidratarlos y venderlos a turistas como “ Souvenires exóticos”. Así las cosas nuestro caballito de mar está muy lejos de la sustentabilidad y su futuro peligra. Queda en manos de nuestra responsabilidad, grado de educación y nivel cultural y compromiso de los funcionarios responsables de cada área. Una especie que se extingue es un eslabón que se corta. Por: Bibiana Manfroni Bibliografía: Caballitos de Mar. Diego Luzzatto. Aves Argentinas Nº 64. Año 2022.

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