VELAS

Las velas son usadas desde hace más de 5.000 años. En Egipto las hacían sumergiendo repetidamente un papiro enrollado en sebo derretido o cera de abejas, las usaban para iluminar sus casas, los viajes nocturnos y en ceremonias religiosas. También se han encontrado velas hechas con resinas de plantas o derivados de la actividad de los insectos. En China usaban papel de arroz enrollado para hacer la mecha y cera de un insecto combinada con semillas. En Japón con cera extraída de frutos secos y en la India la cera se hacía hirviendo el fruto del árbol de canela. Desde sus orígenes son muy importantes en las ceremonias religiosas. El Hanukkah, el Festival Judía de las Luces que se realiza desde el año 165 a. C. tiene las velas como el elemento central. El emperador Constantino instauró el uso de velas durante un servicio de Pascua en el siglo IV. En la Edad Media, en lugar de utilizar para su fabricación la grasa animal como la mayoría de los pueblos, que daba olor agrio y asqueroso, comenzaron a usar la cera de abejas. Éstas se consumen pura y limpiamente, sin hacer llama humeante con un agradable olor dulce, eran costosas, solo las usaban pocas personas además de los ricos. Eran muy utilizadas por la Iglesia en sus ceremonias. En el siglo XIII, las velas comunes eran las de sebo, su fabricación era un oficio gremial en Francia, los artesanos las vendían en sus tiendas, o pasaban por las casas y las fabricaban con las grasas de las cocinas guardadas para ese fin. Recién en el siglo XVIII se produce un cambio importante en su fabricación con el uso de una cera obtenida por cristalización del aceite de cachalote, abundante por el crecimiento de la industria ballenera de fines de este siglo. No daba mal olor, su luz era más brillante y por ser más dura no le afectaba el calor del verano. En la década de 1820, el químico francés, Michel Eugene Cheureul, descubre como extraer el ácido esteárico de los ácidos grasos animales, obtiene la cera de estearina, duradera y de llama limpia, en la actualidad se sigue utilizando en Europa. Recién su uso se hizo popular, cuando Joseph Morgan inventó una máquina que las fabricaba en forma continua. La parafina, derivada del petróleo, de color blanco azulado sin olor se comenzó a usar en la década de 1850, su producción era más económica, su punto de fusión bajo, era su único inconveniente, fue superado al añadirle ácido esteárico. La fabricación decae, con la aparición de la bombilla eléctrica en 1879. Hoy en día hay velas en casi todos los hogares, siguen estando a pesar de vivir en un mundo altamente tecnológico. Encender velas para pedir deseos por diferentes razones, cuestiones religiosas, cumpleaños especialmente infantiles, hacer vigilia, en memoria de una persona es una tradición universal. Cuando se emplean en rituales su función es dar claridad a la vida y abrir caminos, como símbolos de la energía y la espiritualidad. Encendidas su poder y fuerza conectan con el universo, representan brillo y paz, energéticamente purifican y transforman, esto es porque se las vincula con el elemento fuego que representa la limpieza y la trasmutación, la destrucción y la metamorfosis, permitiendo superar en la vida los obstáculos que se presentan. En astrología, prender una vela por lo menos una vez por semana sincroniza con la energía astral. Su llama tiene diferentes interpretaciones: si mide 3 cm. es su tamaño perfecto, si es muy pequeña o no se puede prender y se apaga, indica un nivel de energía bajo, pesimista o enfermo. Cuando la llama es fuerte es positivo, los deseos tienen tanta energía que se podrían manifestar. Si es débil representa mucha oposición o bloqueos en la vida, si es demasiado grande hay envidia alrededor. La llama debe ser suave y serena, si se mueve de un lado a otro o sube y baja continuamente existe confusión y desasosiego, el entorno no es estable. En los rituales es muy importante el color de las velas, algunos ejemplos: Amarilla o Dorada: San Roque (salud). Dinero, prosperidad, buena suerte hace fluir la energía. Amarillo- Blanco- Rojo: Rosa Mística (todo tipo de ayuda espiritual). Amarillo- Marrón: San Onofre (guía de los tejedores, trabajador y los que desean casa propia). Amarillo- Rojo: San Sebastián (justicia). Anaranjado: Concentración, claridad mental, optimismo, vitalidad. Azul: Santa Lucía (vista). Paz, armonía, bondad, estimulan la reflexión y dan calma, salud. Azul- Blanco- Rojo: arcángel San Miguel (protección contra todo mal) Blanco: Jesucristo (todo pedido). Descanso, pureza, espiritualidad, tranquilidad y armonía. Blanco-Amarillo: San Cayetano (trabajo y prosperidad). Blanco- Negro: San la Muerte (todo pedido). Celeste: Paz, paciencia. Virgen Stella Maris (patrona del mar y los marinos). Gris o Plata: San Martín de Porres, dinero. Marrón: Amistad, intuición, percepción. Ceferino. San Roque (enfermedades y operaciones). Negro: Eliminar el mal de ojo, envidia, todo tipo de maldiciones. Libera de deudas. Kármicas, para romper barreras y rencores. Negro-Rojo: San Cristóbal (protección ante accidentes). Rojo: Gauchito Gil (todo tipo de protección). Pasión, amor eterno, erotismo, protección ante la envidia y ataques energéticos. Rojo-Blanco: Santa Bárbara (aleja espíritus negativos, amores imposibles). Rojo-Blanco-Azul: Virgen Desatanudos (para destrabar todo). Rosa: Santa Liberata (protectora ante peligros, obsesiones, negatividad). Armonía, dulzura. Verde: Salud y bienestar, dinero, prosperidad. Verde-Blanco-Rojo: San Jorge (contra la maldad y la envidia). Violeta: San Blas (comunicación, contribuir a las energías positivas, enfermedad de la garganta). Espiritualidad, meditación, calma, transformación personal y desarrollo de todo el potencial, Cambio espiritual profundo, bueno para conflictos con familiares. 7 Chacras: rojo, naranja, verde, amarillo, celeste, azul, violeta. Fuerza, armonía, buena suerte, unión, protección, bienestar, prosperidad. 7 Arcángeles: Azul, arcángel Miguel: espiritualidad y justicia, defensa de los inocentes. Amarillo, arcángel Jofiel: ayuda en las crisis y adversidades. Rosa, arcángel Chamuel: amor profundo y puro, relaciones familiares y de pareja. reconciliación con otros, prosperidad. Blanco, arcángel Gabriel: pureza, amor , humildad. Verde, arcángel Rafael: esperanza, sanar enfermos, fortaleza. Naranja, arcángel Uriel: proporciona paz, arrepentimiento, erradicación del mal. Violeta, arcángel Zadquiel: justicia, meditaciones. También influye la disposición y orientación de las velas: al Sur para el éxito y reducir la ansiedad. Al Oeste favorable para el éxito en los viajes. Al Norte atraen buena energía en lo profesional y al Este para la armonía familiar y la energía curativa. La vela tiene un significado simbólico como luz de vida, algo profundamente guardado en nuestra memoria universal. En las Fiestas la luz está muy presente, en Navidad las luces en el arbolito simbolizan la luz de Cristo, en el pesebre la estrella de Belén ilumina el camino a los Reyes Magos y en Fin de Año las velas son la luz de nuestras buenas intenciones. Fuente: Internet/ F. Martínez

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