CARPAS EN LA COSTA ATLÁNTICA

Espacios de sombra recubiertos con lona de colores, un clásico de nuestras playas, las carpas. Pero si bien son un clásico, no fueron un invento argentino. La carpa fue creada en el balneario Biarritz, en las playas de la ciudad del mismo nombre en la costa vasca del suroeste de Francia, que desde el siglo XIX era usado por la realeza europea para vacacionar. La clase alta argentina empezó a crear a Mar del plata como el destino de la aristocracia para descansar y copiaron ese modelo de balneario para la ciudad. En el año 1886, en la actual playa Bristol, se armó la primera protección para el viento y el sol, eran pequeñas casillas. También en esta época empezaron a aparecer las sombrillas. La búsqueda de refugio para poder seguir disfrutando de la playa tomaba cada vez más importancia sobre la arena. En 1938, se hace la ruta 2, el turismo crece y también los balnearios, en dos años en Mar del Plata pasaron de llegar 50.000 mil turistas a 350.000 mil. Esto provocó el boom de las carpas en los paradores y es cuando se forman los balnearios, ubicando las carpas una cerca de la otra, todas juntas, para aprovechar al máximo el espacio y tener más beneficios económicos. La costumbre europea de ir a la playa fue tomada por el aristocrático turismo nacional, que como los europeos concurría vestida a Playa Bristol, las mujeres con largos vestidos, los hombres de traje, todos calzados. Se instalaban en una especie de tinglados, donde decenas de personas se sentaban a hacer vida social, con lonas como techo que los protegía del sol y no solo evitaba las insolaciones sino que también la pérdida de la palidez, que los distinguía de aquellos que trabajaban al sol. Recién en los años 20, la diseñadora Cocó Chanel, se mostró bronceada en el yate del duque de Westminster y comenzó la cultura del bronceado. La práctica de meterse al mar primero fue más terapéutica, tardo en convertirse en algo recreativo. Primero había severos reglamentos, el uso de batas y capas para salir del agua y casillas para cambiarse. Luego de procesos sociales, políticos y económicos que sucedieron en gran parte del Siglo XX, todo esto fue cambiando. Llegaron las carpas para remplazar a las casillas. Tuvieron distintas formas, fueron una especie de caja sostenida por una estructura de palos, que aunque juntas, no compartían lonas. Era común dejar un pasillo en la parte de atrás de las carpas por donde se podía llegar hasta la costa sin quemarse en la arena caliente. Hoy lo más común es que tengan techo a dos aguas, se separan entre ellas por una lona en común y todas comparten una lona a lo largo de la fila en la parte de atrás, el pasillo desapareció y fue remplazado por caminos en medio de los patios. Recorrer las playas hoy nos permite ver esos espacios de sombra, de distintos colores tanto en sus palos como lonas, con mesas, reposeras, heladeras, todas iguales pero separadas, que nos reparan del sol o de los vientos tan comunes en nuestras playas y que nos permiten disfrutar desde horas tempranas hasta el anochecer. Fuente: Internet/ Francisco Gómez

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