LA BAQUELITA, EL PRIMER PLÁSTICO SINTÉTICO

En el Museo de Historia de nuestra ciudad hay varios objetos con este interesante material, desde teléfonos hasta gabinetes de radio, además de ser parte aislante de otros objetos de metal. En el siglo XIX, la expansión de la industrialización necesitaba de nuevos materiales moldeables que permitieran la fabricación de todo tipo de objetos. Los químicos ya conocían los polímeros, compuestos formados por cadenas de unidades repetidas que resistían este tipo de manipulación, pero los presentes en la naturaleza no eran satisfactorios. En 1870 el estadounidense John Wesley Hyatt modificó químicamente la celulosa, un polímero presente en las plantas, para producir el celuloide, el primer plástico. Hyatt creó el material para ganar un premio de 10.000 dólares que ofrecía un fabricante de bolas de billar de Nueva York a quien crease un reemplazo al entonces ya escaso marfil, pero el celuloide finalmente acabó empleándose para diversos objetos, incluyendo especialmente los rollos de película. Sin embargo, una aplicación especialmente crítica requería materiales más novedosos. En el siglo XIX los cables eléctricos se aislaban utilizando goma laca (shellac), una resina natural segregada por la cochinilla laca (Kerria lacca), un pequeño insecto rojo que habita en el sudeste de Asia. La goma laca se empleaba para la fabricación de otros objetos como los discos de gramófono de 78 revoluciones por minuto. Pero era previsible que un material obtenido de una fuente escasa e inaccesible sería difícil de mantener y a principios del siglo XX surgió la necesidad de buscar una alternativa. Por entonces, varios científicos habían observado que la mezcla de las sustancias orgánicas fenol y formaldehído producía un material duro y aparentemente inservible que arruinaba los recipientes de laboratorio. Pero algunos de ellos vieron un futuro prometedor para aquellas resinas fenólicas, o sea los primeros plásticos sintéticos. El precursor que dio con la fórmula idónea fue el belga radicado en Nueva York Leo Baekeland, quien ya había hecho fortuna vendiendo a la empresa Kodak su invención del primer papel fotográfico comercial, el Velox. En 1907 solicitó la patente para su nuevo compuesto, un polioxibencilmetilenglicolanhidrido al que denominó Bakelite. Para comercializar la baquelita, creo en 1910 la Compañía General Bakelite en los EE.UU, de la que fue presidente hasta 1939 y concedió licencias a concesionarios de otras partes del mundo. En 1939, dicha compañía fue adquirida por Union Carbon and Carbide; como presidente de la subsidiaria británica nombró en 1916 al inventor James Swinburne, que había desarrollado exactamente la misma fórmula con un día de retraso respecto a Baekeland. Gracias al éxito de la baquelita se convirtió en multimillonario y fue portada de la revista Times el 22 de diciembre de 1924. Recibió la medalla Franklin en 1940. Es autor del libro Some aspects of industrial chemistry. La baquelita fue el primer plástico comercial completamente sintético, moldeable en caliente y que una vez enfriado producía un material duro y resistente al calor, a la electricidad y a los solventes. Su aplicación como aislante eléctrico fue inmediata, pero pronto sus usos comenzaron a mltiplicarse. “Su impacto se sintió en una variedad de industrias, desde la producción de mangos de paraguas y pipas para fumar hasta el sector del automóvil, el eléctrico y el de radios”. En el siglo XXI continúa aplicándose como aisladores de terminales eléctricos, piezas de freno de autos, para tapas de ollas, mangos de sartén, asas para enseres de cocina, etc. Además los objetos hechos en este material son muy buscados por los coleccionistas. Por: Museólogo Daniel Boh - Museo Punta Hermengo museomiramar@fundacionazara.org.ar

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