LA MISTERIOSA FRANCISCANA
Pocos argentinos saben que frente a las hermosas playas bonaerenses, atestadas de veraneantes, habita uno de los delfines menos estudiados, más raros y amenazados del mundo.
Durante unos años, a partir de 2005 un equipo de biólogos, veterinarios, estudiantes y voluntarios de la Argentina, Estados Unidos y Bermudas enfrentaron el inédito desafío de capturar Franciscanas para colocarles transmisores satelitales y seguir sus movimientos, así por primera vez en el mundo se pudo monitorear el desplazamiento de esta frágil especie y obtener información fundamental para diseñar y llevar a la práctica un plan de manejo que ayude a conservarla.
La franciscana es el delfín más pequeño del mundo, un adulto no excede el metro y medio de longitud y 24 a 28 kilos de peso; es de color marrón, de ahí su nombre en alusión al color de los hábitos de los sacerdotes franciscanos, su frente es saliente, muy notable, bulbosa, terminada en un pico extremadamente largo con 250 dientes y una pequeña aleta dorsal que le dan a este delfín un aspecto raro, semejante a los delfines de río. Tiene una cría cada dos años, es un cetáceo, (mamífero acuático con placenta) el período de gestación dura diez meses. Se alimenta de peces, calamares y camarones.
Este delfín exclusivamente sudamericano prefiere las aguas turbias y costeras para vivir. Habita desde Espíritu Santo en Brasil hasta el norte de la provincia de Chubut en la Patagonia, se distribuye en grupos reducidos de 3 ó 4 ejemplares y por lo general no se alejan a más de 50 kilómetros de la costa.
La principal amenaza para la vida de las franciscanas es la muerte por enmalle accidental en redes de pesca como también la sobrepesca y degradación del ambiente marino costero. En 2005, fue incluída dentro de las nueve especies de delfines y marsopas que en el mundo requieren acciones inmediatas para evitar más muertes accidentales y que sus poblaciones sigan disminuyendo en número. Para minimizar estos efectos en nuestro país se trabaja junto con pescadores artesanales de la provincia de Buenos Aires que colaboran para buscar alternativas que reduzcan la captura accidental. En una primera instancia se colocaron alarmas acústicas en las redes para que los delfines puedan detectarlas, los resultados fueron buenos aunque es necesario realizar a más largo plazo para investigar si hubiera potenciales efectos negativos de estas alarmas. También se ensaya el uso de espineles como modo de pesca alternativo o suplementario de la red “agallera”.
Operativo de captura:
Todo comenzó con el proyecto llamado “telemetría del Delfín Franciscana”, inédito en Argentina, capturar estos animales era un enorme desafío debido a que son muy difíciles de observar y a que no se conocía cuál sería su reacción, la posibilidad de que no soportaran el stress se convertía en un reto al colocarles transmisores de radio y satelitales, esto para conocer sus movimientos, pero gracias al apoyo de instituciones como Wildlife Trust, Disney Wildlife Conservation Fund, Scott Neotropical Fund, Chicago Zoological Society, Chicago Board of Trade, WWF y la Fundación Vida Silvestre Argentina se consiguieron los fondos que permitieron realizar este proyecto con éxito. En febrero de 2005, desde San Clemente del Tuyú un equipo multidisciplinario de 40 personas capacitadas llevó a cabo la captura científica de delfines franciscana para colocarles equipos transmisores en sus aletas dorsales, fue en la Bahía Samborombón que se vio una pequeña aleta marrón asomando, cuando la escasa profundidad lo permitió, una embarcación giró para arrojar una red de 500 metros de largo diseñada para esta misión, cuando la red formaba un gran círculo alrededor de los delfines comenzó a cerrarse lentamente dejándolos nadar en su centro, así los delfines fueron atrapados con cuidado, se fueron subiendo a la embarcación donde los expertos colocaron un transmisor mediante un pequeño perno de material corrosivo que en pocos meses se rompe con el agua salada, se sexaron los ejemplares, se los midió, se tomaron muestras de sangre para evaluar estado de salud y nivel de stress, además de muestras de piel para estudios genéticos. Todo en menos de diez minutos bajo la supervisión del veterinario y ayudantes que luego ponían a los delfines en el agua para que retomaran su rumbo natural, el protocolo fue estricto para asegurar el bienestar de los delfines al punto que hubo una captura que no se realizó porque había crías en el grupo y no se quiso perturbarlas.
Horas de Rastreo:
Como esta primera experiencia fue realizada con la colocación de radiotransmisores, no fue sencillo el rastreo, se requirió del uso simultáneo de varias antenas portátiles para recibir las señales de radio, se hizo un rastreo desde tres puntos distintos: la farola del faro San Antonio, un jeep con el que se recorrían las playas y un bote de la Fundación Vida Silvestre Argentina, así pudo determinarse que las franciscanas permanecían largos períodos en un rango inferior a los 20 kilómetros del área donde se marcaron y fue relevante comprobar que se trata de un delfín dócil y que el stress producto de un manipuleo cuidadoso no le causa trastornos evidentes.
Estos resultados motivaron a realizar nuevas capturas para colocarles transmisores satelitales en lugar de radiotransmisores para obtener un rastreo de las franciscanas por la totalidad del mar argentino, se logró capturar dos hembras y dos machos, esto permitió elaborar un plan de manejo con las autoridades locales para conservar la especie en nuestro país. También habría que destacar la formación y capacitación de un grupo de expertos que ha adquirido y perfeccionado habilidades y herramientas para trabajar mejor con las franciscanas en el futuro.
Por: Bibiana Manfroni
Bibliografía: Los Mamíferos de la Argentina y la Región Austral de Sudamérica. A.Parera. F. Erize.
Revista FVSA Nº95 “La Misteriosa Franciscana”. A. Arias y G. Rojo.
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