INCERTIDUMBRE
Palabra derivada del latín: “in”, que es sinónimo de “no” o “sin”, y “certitudo” que resulta de la unión
de “certus” que sería “cierto “y “tudo” que indica cualidad. Certidumbre, se asocia a la evidencia a la
certeza. Estar en un momento de incertidumbre, es no tener conocimientos fiables o de definiciones sobre algo.
La incertidumbre se vincula al nerviosismo o a la inquietud, suele ser motivo de angustia, aprehensión y tensión. Es una de las causas de las crisis sociales, aquellos momentos en los que existen muchas dudas respecto del futuro cercano.
De las múltiples relaciones que pueden existir entre el miedo y la esperanza, la incertidumbre es la vivencia, es lo que sentimos.
Hay grupos sociales en los que el miedo desplaza de tal modo a la esperanza que ellos no pueden hacer nada ante el mundo que les sucede. Viven en espera, pero sin esperanza, en condiciones tales que pueden estar muertos el día de mañana. Alimentan a sus hijos hoy, pero no saben si lo podrán hacer mañana. Viven en una incertidumbre descendente, poco o nada pueden hacer para cambiar el mundo. Es tan grande el miedo que la esperanza desaparece del todo, la incertidumbre descendente se torna abismal y se transforma en su opuesto en la certeza del destino, por más injusto que sea.
En otros grupos la esperanza desplaza al miedo y el mundo se les ofrece lleno de posibilidades que pueden administrar. Es una incertidumbre ascendente, tiene otras opciones que traen resultados generalmente deseados pero no siempre totalmente positivos. Cuando es tan grande la esperanza que se pierde el miedo, la incertidumbre ascendente también se torna abismal y se transforma en su opuesto en la certeza de la misión de apropiarse del mundo, por más arbitraria que sea.
La mayoría de los grupos sociales, viven así, con más o menos miedo o esperanza, en algunos períodos predominan las incertidumbres descendentes en otros las ascendentes.
Los momentos históricos se diferencian por la preponderancia del miedo o de la esperanza y de las incertidumbres a las que las relaciones entre una y otra dan lugar.
Pero, según la crítica social y escritora estadounidense Maggie Jackson, “La incertidumbre es maravillosa porque nos hace pensar mejor”. Ella dice:
“Los seres humanos se sienten muy incomodos con la incertidumbre y hay muy buenas razones para ello, (…) necesitamos tener respuestas, resolver donde conseguir la comida, como criar a nuestros hijos, etc. (…) resolver una pregunta hace que los humanos nos apresuremos a la respuesta. (…) La idea de que debemos correr detrás de una respuesta es muy común, aún más en la actualidad. Cuando algo sale mal, nos encontramos con algo nuevo o hay un problema que no conocemos, la incertidumbre nos desafía, nos provoca a pensar en algo que debemos reflexionar en ese momento, es el trampolín hacia un pensamiento mayor. (…)
Vivimos en una sociedad que constantemente ve las respuestas instantáneas como exitosas. Recurrimos a dispositivos que básicamente nos ofrecen respuestas de forma inmediata.
Hay estudios que muestran que si las personas buscan algo en Google están mucho menos dispuestas a enfrentarse a un problema o a una pregunta más adelante. (…) Solo el 25% de las publicaciones en internet se abren antes de que se compartan o se dé “me gusta”. Básicamente las personas comparten, les gustan y twittean cosas que ni siquiera están leyendo. Entonces cuando te enfrentas a la incertidumbre, parece ser algo muy incómodo. (…)
Los nuevos hallazgos científicos demuestran que la incertidumbre es absolutamente crítica para el pensamiento, para la creatividad, incluso para el bienestar mental y la resiliencia. (…) Tener incertidumbre es inesperadamente lo que debemos tener en un momento de volatilidad y desafíos complejos.
Durante décadas, no estudiaron la incertidumbre de manera extensa como una construcción psicológica. Se consideraba algo que tenías que pasar lo más rápido posible para llegar a un buen pensamiento desarrollado (…) investigaciones recientes muestran lo que hace. La incertidumbre es un tipo de pensamiento provocador. (…)
Cuando no estás seguro, tu cuerpo responde a lo que tu mente dice: peligro, algo nuevo, hay un problema aquí, etc. Los humanos básicamente hacemos una pausa, no estamos seguros, nos volvemos más alerta y podemos aprender. Entonces el cerebro comienza a dirigir más glucosa, más energía a sí mismo. Así que la incertidumbre es este estado absolutamente maravilloso que te está provocando a pensar. (...)
En las situaciones de rutina nuestro pensamiento es automático, intuitivo, se basa en patrones (viajar en nuestros autos, hacer una taza de café, etc.). Pero cuando hay algo nuevo, cuando estamos en problemas, es entonces cuando de repente nos topamos con este increíble estado mental de la incertidumbre. Nos enfrentamos a problemas muy complejos y por eso, tal vez, sintamos más incertidumbre, como a temas de cambio climático, la situación económica en el mundo, autoritarismos políticos. Todos estos problemas son complejos y globales y los altos niveles de incertidumbre se están reflejando en el estrés y la ansiedad que sienten muchas personas. (…)
Vemos diferentes tipos de incertidumbre todo el tiempo y siempre ha estado a nuestro alrededor. Es importante poder verla no como una amenaza sino como un desafío, (…) las personas que así la ven son más flexibles, menos rígidas, más curiosas, son capaces de ver matices y no son pensadores en blanco y negro.
Ver que tan estrechamente se relaciona con pensar bien para sacar conclusiones correctas, buscar la información justa y de fuentes fiables, cuanta más información de calidad tenemos, más sentimos que podemos controlar la situación. Tenemos que poder despertar el poder y los beneficios de la incertidumbre.”
Fuente; Internet/Luis Martínez
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