NOSOTROS, LAS COSTAS Y EL MAR EN LOS INICIOS...
Los años comprendidos entre 1881 y 1890 fueron prósperos para el país ya que en ese período nuestras vías férreas se extendieron de 2500 a 9000 kilómetros, llegaron casi 850000 inmigrantes, las hectáreas cultivadas aumentaban sin cesar. Fue en esa década en que grupos de porteños y residentes de lo que hoy es el Gran Buenos Aires comenzaron a veranear en Mar del Plata. En un comienzo el tren llegaba hasta la localidad de Maipú y desde allí los pasajeros abordaban una diligencia para completar los 130 km. restantes. Hasta que en 1886 el ferrocarril llegó al balneario y desde entonces se afianzó como centro turístico de la alta sociedad porteña. La construcción de inmuebles importantes dio un perfil propio a la costa marplatense y el lujoso Hotel Bristol inaugurado en 1888 fue un símbolo de aquella época. El puerto con sus dos grandes escolleras se hizo realidad en 1923 mientras surgían nuevos inmuebles particulares, hoteles y servicios para las playas, en 1938 concluyó la construcción de la ruta 2.
Con el fin de la segunda guerra mundial cientos de europeos llegaron para instalarse en Mar del Plata aportando al desarrollo de la industria pesquera, la hotelería y el comercio, esto provocó que la ciudad se mantenga activa durante las cuatro estaciones.
Miramar, en tanto fue fundada en el año 1888. En aquel entonces los vientos levantaban la arena de los grandes médanos situados hacia el sur del incipiente balneario. Además de generar molestias a los turistas en las playas, la arena obstruía puertas y ventanas, también afectaba a sembradíos cercanos. Con sus inicios en 1926 el vivero de Miramar impulsó la fijación y forestación de médanos.
Los actuales partidos de Pinamar y Villa Gesell empezaron su desarrollo a principios del siglo XX.
En 1913 un grupo de belgas fundó Ostende, (partido de Pinamar), llegaron a construir el gran hotel, un muelle, una iglesia y algunas casas de veraneo. Pero a los fuertes vientos que movían los médanos se sumó el retiro de inversionistas tras el estallido de la primera guerra mundial y el proyecto terminó en fracaso. No muy lejos de allí en la estancia Dos Montes, el señor Héctor Guerrero inició un vivero en 1918, en dos años las plantaciones se extendieron hacia la costa y comenzó a fijar franjas de dunas cada vez más amplias dando origen a los bosques de Cariló.
En 1931, Carlos Gesell fue pionero en fijar las dunas donde nació la Villa que lo recuerda. Primero sembró forrajeras como centeno y alfalfa junto a árboles de crecimiento rápido, estos brindaron protección al posterior crecimiento de pinos, álamos, eucaliptos, tamariscos y sauces. En Pinamar la fijación de dunas a gran escala tuvo sus inicios en 1941 con Jorge Bunge como el gran impulsor, espartillo y acacias de rápido crecimiento resultaron muy buenas fijadoras de primera etapa, después los pinos crecieron a su lado, de cada 10 árboles de Pinamar 8 a 9 son ejemplares de “pino marítimo” especie originaria de Europa usada desde1789 para fijar médanos. En Pinamar también se plantó pino Monterrey y pino piñonero. En el verano de 1943, Pinamar fue inaugurada con una ceremonia oficial a orillas del mar.
Finalizando la década de 1930 San Clemente del Tuyú y Mar de Ajó fueron las primeras localidades en surgir en el Partido de la Costa. En los años 40 nacieron Las Toninas, Costa Chica, Santa Teresita, Mar del Tuyú, Costa del Este, aguas Verdes, La Lucila del Mar, Costa Azul, San Bernardo del Tuyú, Nueva Atlantis, Pinar del Sol y Costa Esmeralda. Muchas fueron creciendo con edificios de departamentos en su avenida costanera.
Todo lo expuesto ha provocado que nuestras costas se fueran modificando con el paso de las temporadas y en este caso el gran impacto fue para el ambiente. A medida que se construyeron casas, edificios, caminos y rutas las dunas fueron eliminándose y la vegetación nativa se fue reemplazando por especies introducidas. La arena para la construcción se sacó de las playas, primero con carretas y después con camiones, aún se sigue extrayendo, a veces sin control aunque rija su prohibición.
Localidades construidas con calles perpendiculares a las costas generaron vías rápidas de circulación de las aguas de lluvia hacia las playas, otra causa de erosión. Más reciente es el exceso de vehículos todo terreno que generan impacto al dañar la cobertura vegetal de dunas, perturbar la nidificación de aves costeras o despedazar la fauna del intermareal. También molestan a quienes prefieren las playas para caminar, descansar y disfrutar los sonidos del mar.
En Mar del Plata, Miramar, Orense, Claromecó, Necochea y Monte Hermoso se eliminó el médano frontal desapareciendo su relación estrecha con la dinámica de la playa. En localidades del Partido de la Costa como Mar de Ajó, Santa Teresita, San Bernardo y Las Toninas el sistema de médanos tuvo también el mismo final.
Con tantas alteraciones hay playas de la costa de Buenos Aires que ya no están y muchas que retroceden. Soluciones parciales han logrado mejoras en algunos sectores pero a costa de terminar perjudicando a otros, el trabajo en conjunto entre los municipios es una necesidad a tener cada vez más en cuenta. Paredones, escolleras y espigones han sido defensas de uso frecuente para tratar de contener los embates del mar, por ejemplo en el año 1983 en Miramar se construyeron espigones en forma de T con el fin de proteger playas y acantilados ante la fuerza de la erosión, ayudaron por un tiempo en forma local pero han perjudicado a playas al sur de Mar del Plata al actuar como barreras a la deriva litoral como se observa en Barranca de los Lobos, ( la circulación media de las corrientes en las costas bonaerenses corre de sur a norte, esta circulación se conoce como deriva litoral, esta deriva litoral mueve toneladas de arena).
La Escollera Sur del puerto de Mar del Plata bloquea en forma evidente el paso de arena, generando grandes bancos cerca de ella e incluso se bloquea la entrada al puerto que requiere dragado y mantenimiento periódicos. Por otra parte la escollera induce a la acumulación de arena en playas de Punta Mogotes, en tanto las playas hacia el norte son afectadas por la erosión con Camet como una de las zonas más perjudicadas.
Es evidente que no podremos retornar a la belleza prístina que tuvieron las costas apenas un siglo y medio atrás, pero aún estamos a tiempo de ponernos de acuerdo para proteger lo que nos quedó en estado natural ya que la creciente presión de las actividades humanas sin un desarrollo planificado es hoy la principal amenaza. El establecimiento de un sistema de reservas naturales generado sobre criterios ecológicos que represente y proteja la diversidad de ambientes naturales de la costa marina constituye una acción que no puede obviarse dentro de la visión del desarrollo sustentable.
Por: Bibiana Manfroni
Bibliografía:
“ La Costa de Buenos Aires. Las Leyes del Mar.”S.G de La Vega.
“Areas Marinas Protegidas en la Argentina” Yore P. C
Ciencia Hoy.Volumen 11. Nº 64.
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