CONOZCAMOS AL DT. ENRIQUE. PARTE 8
Se imaginan que quilombo armé en la familia, ¿no? siempre me trataron muy bien, tanto mis hermanos como mis padres, lo único que yo era bastante revoltosa -todos se ríen y asienten, Clau continua-. Como mis padres iban todos los miércoles y domingos a comer al restaurant “El Bolso” yo los acompañaba. Al principio iban todos mis hermanos, con el tiempo fueron dejando de ir, hasta que fueron con su familia por su cuenta y nos encontrábamos todos en el restaurant. Como era la pequeñita de la casa, seguí acompañándolos por muchos años. Siempre andaba dando vuelta por el club, acompañaba a mi padre que era parte de la comisión de cuentas del club, un día caminaba cerca de la confitería cuando se acerca un muchacho que me ofrece un mate, mientras me cuenta un chiste, ¿adivinen quién era?” “Siii… el Muro -dice Helena- no puede ser otra persona” “Exacto Helena -todos se ríen- el señor Muro, estaba muy guapo y al poco tiempo estábamos saliendo. Esto es un poco la vida de mi familia y nuestra relación con El Bolso”. “Bueno -dice Helena- a la noche conoceremos un poco más de tu familia porque en el restaurant has pasado bastante tiempo Clau”. “Uy… si muchas horas y días -cuenta Clau- les vamos a presentar a varios personajes de ese restaurant” siguieron charlando y almorzando.
Fueron los cuatro en mismo auto al restaurant, en casa se había quedado Abigail con todos los chicos. Manejaba el Muro su propio auto, cuando llegaron, entró en el estacionamiento, freno frente a la casilla donde estaba el señor y al bajar todos, el Muro se acerca y le dice: “Jorge, querido, tanto tiempo. Me alegro de verte bien” “Walter, que alegría al verte. Camila viniste, también, que linda que estás” le responde Jorge. “Muchas gracias Jorge -dice Clau- a usted se lo ve muy bien, también”. “Jorge, te presento unos amigos, Helena” dice el Muro “Mucho gusto” responde Jorge y le da la mano. “Y Enrique Álvarez nuestro goleador” dice el Muro con una son-risa. “Mucho gusto, que mucho gusto, encantadísimo goleador -dice Jorge entusiasmado- Que alegría nos dieron ayer. Los felicito a los dos”. Mientras le estrecha la mano y no se la suelta, Enrique responde “Muchas gracias Jorge y mucho gusto en conocerlo, que este felíz me alegra muchísimo”. Sin soltar la mano sigue hablando Jorge: “Fue algo espectacular, hace mucho que no veía un partido así y meterle 4, a los rivales acérrimos, pocas veces lo hemos visto. Gracias mucha-chos, muchas gracias”. “Jorge si le soltás la mano entramos a comer” le dice el Muro riendo. “Perdón, disculpe mi entusiasmo -dice Jorge soltando la mano- pero la alegría que me dio este muchacho ayer fue grandiosa. Disfruten su cena, nos vemos a la salida”. “Gracias Jorge, nos vemos al salir” le dice el Muro. Todos se despiden y van hacia la entrada del restaurant.
Cuando entran a “El Bolso” se encuentran con el Maitre Walter, quien se arrima con gran sonrisa, se abraza con el Muro, con Clau, mientras les dice: “Que alegría volver a verlos Camila y Walter, hace mucho tiempo que no los veía. Hoy es un día muy especial y pa-ra colmo que buen regalo nos trajiste, al Sr Álvarez y Sra. El gran goleador. Que fantástico” dirigiéndose a Helena y Enrique, “Sra. Mucho gusto – le dice mientras la saluda muy caballerescamente y se dirige a Enrique- goleador, permítame decirle así, porque lo que han hecho ayer fue maravilloso” le da la mano con afecto y fuerza “Soy Walter, el Maitre del restaurant, para servirles en lo que necesiten” “Mucho gusto y muchas gracias” responde Enrique. Toma la palabra el Maitre Walter “Ahora los acompaño hasta su mesa” “Para Walter, nos reservaste la misma mesa de siempre, la 15”. “Por supuesto, Walter, por siempre ha sido la mesa de la familia -responde Walter Maitre- pero esperen aquí, un minutito” los detiene un momento a los muchachos y Sras. Entonces el Maitre empieza a hacer sonar una campana y les habla a todos los comensales: “Queridos clientes quiero pedirles un minuto de su atención, en estos momentos están por entrar en el salón, otros jugadores del Club Nacional de Football, que en el día de ayer golearon en el clásico a Peñarol, como hace un rato le dimos, con un fuerte aplauso, la bienvenida al jugador Miguel Brindisi y Sra., ahora recibimos con otro fuerte aplauso a dos de los grandes jugadores que ayer derrotaron a Peñarol, ellos son: El gran Nº4 el Señor Walter Llanos y el Nº7, el goleador En-rique Álvarez con sus respectivas señoras” Estalla un fuertísimo aplauso que llevo a la gente a ponerse de pié, mientras Walter, el Maitre, sigue arengando a los clientes: “Más fuerte el aplauso, señores son nuestros jugadores que en el día de ayer golearon a Peñarol”. La gente empieza a cantar y no paran de aplaudir mientras los mu-chachos no dejan de saludar junto a sus esposas tratan de pasar entre las mesas para ir a buscar que tienen reservada. Junto con el Maitre logran llegar a su lugar, ahí se calman los gritos y aplausos. Al llegar se encuentran con Miguel Brindisi y su Sra. que está co-miendo en una mesa cercana. Se salu-dan entre todos. Cuando se sientan, Clau le pregunta al Maitre: “¿Esta Whasu en la cocina?” “Por supuesto Camila, ¿queres ir a saludarlo? Anda” le responde Walter el maître. “¿Me acompañas Helena?” le dice Clau. “Dale, vamos, ¿a ver a quién?” pregunta Helena, “Es el chef. Es divino, vamos amiga” dice Clau y se van para la cocina. Walter les dice: “Los dejo que se acomoden y enseguida regreso”.
Los muchachos se acercan a Brindisi y el Muro le dice: “Gran Capitán, ¿le agrada la comida o prefiere la de nuestro bunker en el Club?” se ríen todos. “Ni comparar muchachos -dice Miguel riéndose- Muro, ayer conocí a tu hija, una divina la pequeña, muy simpática”. “Uy a Bella, conociste, es un personaje la petisa” le responde el Muro. “Si -dice Miguel- salgo del vestuario para ir a la confitería a encontrarme con ella y los nenes, iba por los pasillos buscando una puerta por donde se entraba, andaba medio perdido y me topo con una nena que me dice: “¿Estás medio perdido? ¿Qué andás buscando? ¿Te puedo ayudar?” “Si, ando buscando la entrada a la confite-ría que me parece que está por aquí ¿Sabes dónde está?” le respondo. “Ve-ní. Seguime” salió corriendo, giró a la derecha, giró a la izquierda y la en-cuentro, paradita frente a una puerta “Esta es” me dice “Gracias -le digo- ¿Cómo te llamas?” “Soy Bella -me dice- bueno, me dicen Bella, porque me llamo Beatriz Elena Llanos Artigas y mi papá juega con vos en el equipo” me sonrío y le digo: “Si, tu papá juega conmigo y ¿quién es tu papá?” “Mi papá juega de Nº4, le dicen el Muro, pero se llama Walter Alberto Llanos. Bueno, mejor me voy porque mi mamá tuvo una urgencia, se metió al vestuario y va a salir, si no me ve va empezar a los gritos” se sonríe y justo escuchamos “Bella, Bella” “Oís, ahí me está llamando. Chau” y se fue corriendo. Voy hacia la puerta y entro en la confitería. Una genia tu hija, Muro” “Gracias Miguel, pero Bella es muy así, generosa y habladora, ¿a quién salió?” se echan a reír todos “Bueno Miguel y Sra. -les dice el Muro- los dejamos partir tranquilos. Nosotros tres nos vemos mañana, jaja” Se saludan y los muchachos van a su mesa. Llega Walter, el Maitre y pregunta:” ¿Desean pedir un trago?” “Haber Enrique -dice El Muro- ¿Qué pedimos?” “¿Qué te parece unos daiquiris de frutilla, con un antipasto que tenga fetas de jamón crudo y cocido, unos cuadrados de mortadela, de queso, unas aceitunas, unas papitas, maní y lo que tengan?” “Me parece perfecto, ¿no Walter?” “Muy bien, muchachos, son 4 los daiquiris y un antipasto. Después me piden lo demás” “Como quieras Walter, pero creo saber que comeremos” le dice Enrique. “Ah, bueno, digamé”. “¿Qué te parece unas pastas? Vi unos sorrentinos con salsa rosa que me parecieron espectaculares” “Claro -dice el Muro- si hoy comimos asado” “Muy bien -dice Walter- porque los sorrentinos están excelentes en el día de hoy. ¿Para beber que desean?” “Bueno -dice Enrique- ¿puede ser un Chateau Mont-chenot, Malbec? Es muy rico para tomar con pastas”. “Muy buena elección, Sr. Enrique. Ya les hago marchar todo” dice Walter “Muchas gracias, Walter” le dice Enrique mientras se retira el Maitre. El Muro lo mira a Enrique y le dice “La tenías reclara, Bo -sonriéndose- el vino y la comida, perfectos. Muy buena, amigo. Voy a salir, más seguido, a comer con Uds.” larga la carcajada. (CONTINUARA)
Por: Juan Bermúdez - enjuber@hotmail.com
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