PARQUES EÓLICOS. ¿NUEVA AMENAZA PARA LA FAUNA VOLADORA?

Las energías renovables, entre las que se encuentra la eólica, son parte de las herramientas tecnológicas que buscan cubrir las demandas de energía, mitigando a su vez, el efecto del cambio climático global. En algunos países la transición de las energías convencionales a las “limpias” ha sido muy rápida y en 2016 unos 176 países ya tenían el objetivo de incorporar fuentes renovables a su matriz energética. Sin embargo hay una cuestión: si bien la energía eólica emite menos gases de efecto invernadero, utiliza mayores extensiones de territorio y ubicada en sitios ambientalmente sensibles, puede ser conflictiva para la conservación de algunas especies y los servicios ecosistémicos que estos animales brindan. Dimensiones y problemas: En sus inicios, los aerogeneradores (también llamados turbinas o molinos) eran montados en torres pequeñas, pero en la actualidad pueden llegar a medir 180 metros de altura con rotores de 120 metros de diámetro y aspas de 65 metros de largo. Los aerogeneradores de mayor tamaño producen energía más eficientemente a menor costo que los pequeños, por esto es que la mayoría de los proyectos tienen menos turbinas pero ocupan un espacio aéreo mayor. Los parques eólicos se han expandido a escala global debido a su alta eficiencia y bajo costo, pero si se planifican mal pueden generar impactos negativos directos e indirectos en la biodiversidad marina (parques Offshore, construídos en el mar) y terrestres (parques Onshore), en la fase de construcción, funcionamiento, mantenimiento y desmantelamiento. Para la fauna voladora (aves y murciélagos) existen cuatro impactos significativos provocados por los parques eólicos: A) El efecto barrera al movimiento. B ) El desplazamiento de zonas que antes fueron de alimentación y anidación. C) La pérdida de hábitat. D) Las colisiones, siendo este último punto el que más ha captado la atención de los investigadores y de la opinión pública debido a la mortalidad que causan. En Estados Unidos más de 880000 murciélagos y más de 570000 aves murieron en el año 2012. En términos relativos, los parques eólicos causan menos mortalidad que otras actividades humanas y esto suele ser argumentado para atenuar la percepción negativa de esta industria, por ejemplo: mueren más aves por electrocución y colisión en líneas de transmisión eléctrica, colisiones con vehículos, con edificios o bajo las garras de gatos domésticos. No obstante pueden causar impactos dirigidos sobre especies o grupos de especies particularmente sensibles, esta mortalidad puede reducir poblaciones en especial de aves longevas, de aves de reproducción lenta o de hábitos migratorios. En el caso de las rapaces, pueden activar declinaciones poblacionales significativas como ocurrió con el “buitre egipcio” en España y el “águila de cola blanca” en Finlandia y Noruega. Dentro de las aves más afectadas se incluyen las migratorias que vuelan de noche. Falta información: Recientemente la industria eólica tuvo un crecimiento vertiginoso en Argentina, pero no fue acompañado por el desarrollo de un marco normativo que garantice sustentabilidad ambiental a largo plazo. Las poblaciones de muchas especies de aves y murciélagos (fauna voladora) no es evaluada como corresponde en estos proyectos básicamente porque la información para hacerlo es escasa o antigua y porque suele haber poco tiempo para realizar monitoreos que deberían durar por lo menos dos años, así es como se aprueban proyectos en zonas incompatibles con la conservación de la biodiversidad generando conflictos ambientales que luego requieren abordajes costosos. Como se mencionó, la mayoría de la investigación en el desarrollo de la energía eólica se ha focalizado en los efectos directos como la mortalidad por colisión con las aspas y torres de los aerogeneradores, pero recientemente se comenzaron a abordar aspectos más complejos como la pérdida de hábitat por desplazamiento, respuestas al disturbio provocado, cambios en el uso del hábitat por aves carroñeras que acuden por la presencia de otras aves o murciélagos muertos. Especies vulnerables como el ñandú parecerían tolerar bien la presencia de los aerogeneradores en funcionamiento, pero sufren temporalmente el desplazamiento durante la etapa de construcción. Argentina tiene la ventaja de contar con una extensa lista de bibliografía y experiencias que provienen de países con más historia eólica al igual que estándares internacionales con metodología actualizada y probada. Basadas en los datos mencionados, se han elaborado acciones para mejorar la interacción entre el desarrollo eólico y la fauna voladora en Argentina, son las siguientes: - Diseñar mapas con zonas aptas y de exclusión para la instalación de parques eólicos. - Evaluar con criterio científico el impacto ecológico asociado a los proyectos eólicos (aerogeneradores y líneas de transmisión eléctrica asociadas) priorizando los hábitats críticos. - Promover la creación de un marco normativo federal y provincial que oriente y regule los impactos de la actividad sobre la fauna voladora. - Incluir en los análisis de pre factibilidad de los proyectos estudios específicos sobre aves y murciélagos hechos por profesionales idóneos, consultas con especialistas y ONGs. - Una mayor transparencia en el proceso de evaluación del impacto ambiental y en los monitoreos durante la fase de operación. - Hacer accesibles los resultados de los monitoreos de siniestralidad de aves y murciélagos para poder estimar los efectos acumulativos sobre las distintas especies. El crecimiento de los parques eólicos en Argentina es una realidad, por lo tanto, conocer el estado de los ambientes naturales dentro y fuera de esos parques garantizará fortalecer las medidas de mitigación tanto para las aves afectadas directamente por los generadores como para aquellas afectadas por las obras durante el emplazamiento. El desarrollo de la tecnología de producción de energía eólica y el gran potencial de nuestro país es un alivio en el marco de una crisis ambiental donde es prioridad reemplazar la energía fósil por energías limpias, pero es necesario poner en marcha las propuestas que garanticen la convivencia armónica entre esta emergente fuente de energía y la fauna silvestre, en este caso aves y murciélagos. No podemos permitir que el desarrollo con falta de planificación se lleve una especie, motivo por el cual es necesario trabajar en forma coordinada con instituciones financieras, constructoras y consultoras y así garantizar la preservación de la biodiversidad en todo el país. Por: Bibiana Manfroni Bibliografía: Aves Argentinas, revista de Naturaleza y Conservación nº 56. Notas a cargo de Pablo Petracci. Martín Carrizo. Marisú Lopreiato. Ignacio Roesler.

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