GIGANTE CON PERSONALIDAD: BALLENA FRANCA AUSTRAL

Eubalaena australis es el nombre con que conocen los científicos a esta maravilla viviente declarada monumento natural por nuestro país en 1984, otorgándole así el máximo grado de protección, dado que es la ballena grande más escasa del mundo debido a la cacería cruel que vino padeciendo. Es una especie robusta, las hembras son de mayor tamaño que los machos llegando a medir hasta 17 metros de largo con un peso mayor a las 80 toneladas, la cabeza es gigantesca, representa casi un tercio de su tamaño, con enormes labios y mandíbulas arqueadas. Su piel es negra o gris oscuro con manchas blancas en el vientre que varían en cada individuo. El nombre en español “ballena franca” fue dado por la inocencia que sugiere su disposición amable, curiosa y accesible. A diferencia de otras ballenas, estas son excesivamente lentas al nadar y tienen costumbre de andar cerca de la costa, a pesar de su tamaño y fuerza difieren de otras especies en que apenas luchan por su vida aún cuando la maldad y la codicia hacen que se las carnee brutalmente. Las ballenas francas fueron una vez abundantes a lo largo de todos los continentes en ambos hemisferios. Su gruesa capa de grasa hace que eviten las aguas más cálidas de los trópicos, lo que dio origen a dos poblaciones casi idénticas pero genéticamente aisladas: la ballena franca boreal y la austral, bien diferenciadas. Nuestra ballena franca austral habita las aguas del hemisferio sur hasta los 64º de latitud sur, pasa el invierno y primavera en zonas de cría como Península Valdés, en cambio en verano y otoño está en las zonas de alimentación, donde encuentra inmensas concentraciones de krill, también de copépodos (crustáceos de pequeño tamaño muy expandidos por todo el planeta que forman parte del zooplancton). Antes de ser diezmada su población, estas ballenas aparecían por temporadas en las costas de Brasil, de Perú en el Pacífico, en aguas australianas, en Nueva Zelanda e islas subantárticas como Georgias del Sur, Kerguelen y costa sudafricana. En esos sitios se alimentan, siendo una de las especies de ballenas que no tienen dientes sino una especie de cortina formada por placas de hasta 2,8 metros de largo que cuelgan de su maxilar superior: son 240 placas delgadas, se alimenta filtrando el krill y los pequeños crustáceos (copépodos), para lograr alimentarse, procede a nadar despacio con su boca abierta, las placas citadas cumplen la función de coladores no dejando pasar el alimento que es recogido con la lengua. Uno de los motivos entre varios, por los que era muy cazada fueron estos filtros, al ser placas flexibles se las usaba en corsetería para confeccionar corsets, muy de moda en épocas pasadas, también se utilizaban como varillas de paraguas. Además se las cazaba para obtener grasa. Ballenas con personalidad: Con sus características exhalaciones de agua en forma de V, brindan un hermoso espectáculo a quienes aman observarlas, de esas observaciones extrajimos algunas para ir determinando la multifacético personalidad de nuestra ballena franca austral. En una tintineante mañana del Golfo San José - Chubut- de toda la superficie del agua brotaban pequeñas nubecitas que se disipaban con el viento: características exhalaciones en V de estas ballenas, que disfrutan mucho de los días ventosos y con oleaje porque les permite jugar, en cambio en las mañanas calmas, ellas duermen, descansan flotando tranquilas y sus espaldas que carecen de aleta dorsal parecen troncos entre las olas. Ante la presencia humana, muestran conductas variadas según sea su personalidad: algunas son tímidas y hasta miedosas de los buzos y embarcaciones que se les acercan, otras son juguetonas y curiosas, muy pocas son agresivas, no obstante se ha observado a una ballena juvenil golpear fuertemente un bote con la cola, otras son atrevidas, se ha visto una ballena franca que había tomado la costumbre de levantar pequeñas embarcaciones en su dorso. Otras son completamente indiferentes. Según los buzos “las ballenas ideales con las que vale la pena bucear, son las adolescentes de tamaño mediano que llamamos sub adultos porque son extremadamente curiosas y les encanta investigar a buzos y botes”. Se observó que una de las actividades que parece divertirlas es navegar “a vela” nadando cabeza abajo y exponiendo su cola como vela, cuyas dimensiones son 5 metros de ancho por 1,50 de alto, la colocan perpendicular al viento, pudiendo mantenerse así unos veinte minutos, este pasatiempo de dejarse llevar por el viento las divierte mucho, vuelven nadando al lugar de largada para repetirlo nuevamente. Las madres y las crías. En Valdés, el único predador de la ballena franca es la orca, aunque un ballenato carece de defensas, un solo golpe de aleta o cola de la madre podría romperle los huesos a cualquier predador de menor tamaño. Cuando detectan la presencia de las orcas, las ballenas madres hacen una formación en estrella con las cabezas hacia el centro donde están sus crías y las colas hacia el perímetro, agitándolas de modo de no dejar a las orcas acceder donde están los ballenatos. Lamentablemente las ballenas francas son de reproducción lenta comparadas con otros cetáceos grandes, el promedio es de una cría cada tres años, llegan a su madurez entre los siete y los once años, aunque parece lógico que la parición ocurra en las aguas tranquilas de Golfo Nuevo y Golfo San José, nadie reportó haber presenciado el nacimiento de un ballenato, pero un pescador ha visto a madre e hijo flotando en una enorme masa que parecía resto de placenta. La mayoría de los ballenatos nacen entre julio y agosto, miden unos cinco metros y pesan alrededor de tres toneladas. Para mamar deben sumergirse debajo de la madre que inyecta a chorros enorme cantidad de leche en la boca del bebé, cada día crecen dos a tres centímetros y aumentan unos 56 kilos. Durante los meses en que la madre permanece en el lugar no se alimenta, por eso debe tener una buena cantidad de grasa para resistir. Tal vez sea el motivo por el cual la hembra tiene mayor tamaño que el macho. Al principio el pequeño no se aparta del costado de su madre, pero pasadas tres semanas empieza a intentar alejarse, aunque si se alejan demasiado, la madre lo llama con vocalizaciones o golpeando la superficie del agua con una aleta, si no regresa hasta puede ir a buscarlo. Los ballenatos pasan mucho tiempo jugando alrededor de su madre: giran, se ponen de costado, de espalda, golpean el agua con sus aletas, con la cola y hasta embisten a sus madres, estos juegos pueden durar horas, las madres muestran tenerles admirable paciencia. Los delfines oscuros y lobos marinos son los compañeros de juego aceptados por los ballenatos sub adultos, permanecen juntos jugando por muchas horas, los delfines usan la gran ola desplazada por los ballenatos al nadar para “surfear” mientras que los lobos marinos nadan en espiral alrededor de la gigantesca cola, todos comparten la diversión. Para fin de temporada, a mediados de noviembre, el comportamiento de madres y crías cambia bruscamente, un desafío formidable los espera: abandonarán las aguas tranquilas que rodean la península para navegar en el océano tempestuoso del sur hacia su zona de alimentación a miles de kilómetros de distancia, la cría aprende cómo ahorrar energía al nadar al lado y ligeramente detrás de su madre, cuyo enorme cuerpo, al desplazar tanta agua le brinda un poderoso arrastre hidrodinámico. El ballenato seguirá siendo amamantado hasta que ambos regresen a Valdés al año. En problemas: Aunque parezca menor, las gaviotas cocineras, así se llama la especie, representan para ellas algo parecido a gigantescos jejenes que picotean su piel y su grasa, provocándoles serias infecciones, estas gaviotas han aumentado en número debido a la presencia humana que al generar basura, las atrae. Desafortunadamente, no sólo las gaviotas las afectan, hubo un alarmante incremento del turismo, miles de personas en miles de salidas a los puntos de avistaje alteran, aunque sin mala intención, la vida normal de estos mamíferos más aún durante el período reproductivo. Si se suman estos factores a la cacería que algunos países continúan realizando a pesar de las normas internacionales que lo prohiben, se advierte que nuestra ballena franca austral enfrenta serias dificultades, cuando estos seres nobles y vulnerables se han recuperado milagrosamente de la extinción, se vuelve a tornar nebuloso su futuro. Por: Bibiana Manfroni Bibliografía:La Patagonia Sobre el Mar, Península Valdés y Punta Tombo . Jasmine Rossi . Ediciones Lariviére. Los mamíferos de la Argentina y la Región Austral de Sudamérica. Aníbal Parera. Francisco Erize. Edit. El Ateneo.

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