SEMILLAS
Las grandes corporaciones se apoderaron de las semillas un bien cultural milenario. Las prácticas de la agroindustria, ha producido una extinción sin precedentes en la variedad de plantas agrícolas, en la actualidad solo se cultivan unas cuantas variedades.
El sabor, la calidad y la resistencia son remplazados por las variedades rendidoras, que es lo que demandan los monocultivos industrializados.
Ante los monopolios de los gigantes de las semillas actúan los campesinos que buscan antiguas variedades y las semillas tradicionales que cada vez son más difíciles de conseguir.
Las semillas industriales, las “semillas híbridas”, son hechas para conseguir cosechas más abundantes y aumentar la producción. Pero estas semillas producen plantas híbridas que son estériles, cada año hay que comprar nuevas semillas, además son muy vulnerables a las plagas, a los fenómenos climáticos, se necesitan invernaderos. Las semillas se venden generalmente como un paquete con los fertilizantes y los pesticidas, va todo junto.
Las plantas que crecen de las semillas tradicionales, permiten hacer una selección de las mejores y de ellas los mejores frutos, por eso son variedades con mejor adaptación a cambios bruscos.
De las más de 7.000 empresas independientes que tradicionalmente vendían semillas, hoy hay 10 grupos económicos que controlan casi dos tercios del mercado mundial. Además intentan patentar variedades vegetales cultivadas tradicionalmente para luego quitarlas del cultivo común, cada vez sacan menos variedades. La diversidad de cultivos y la variedad genética de cada especie garantizan nuestra supervivencia.
Numerosas organizaciones luchan contra el derecho a patentar plantas y razas de animales porque solo acelerarían su extinción.
Un 75% se perdió en el sigloXX, las empresas sacan cada vez menos variedades, las razones son que con la automatización los cultivos deben aumentar su rinde, madurar a la vez, sobrevivir a la cosecha mecánica y soportar largas rutas de transporte.
Para preservar las distintas especies vegetales, la biodiversidad y la calidad de los alimentos en distintos lugares del planeta encontramos los Bancos de Semillas, donde se resguardan las semillas representativas de la región.
Hoy existen unos 1.500 en todo el planeta, pero se destaca el llamado la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, en el archipiélago noruego del mismo nombre. Es un depósito diseñado para almacenar semillas de miles de plantas de cultivo de todo el mundo, existentes en los bancos genéticos de todos los países para ser replicados en caso de desaparición.
Noruega es la propietaria del edificio, el servicio de resguardo es gratuito, pero las semillas pertenecen al banco genético que las depositó. Actualmente hay más de un millón de muestras de semillas almacenadas, más de 6.000 especies de 249 países.
En el año 2004, cuando entra en vigor el Tratado Internacional de Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, termina la incertidumbre sobre lo que sucedería con los recursos genéticos y Noruega decide construir el banco con un costo aproximado a los 9 millones de dólares. Se inauguró en febrero de 2008.
Se construyó en Svalbard porque es un lugar seguro, zona desmilitarizada, protegida ambientalmente y con buenas posibilidades de transporte y distribución con uno de los aeropuertos más septentrionales del mundo. Además algo muy importante cuenta con una capa de suelo permanentemente congelada “permafrost “para la conservación de bajas temperaturas.
Está construida en el interior de la montaña a 130 metros de profundidad y a 130 metros sobre el nivel del mar, a pruebas de terremotos de hasta 10 grados de la escala Richter y de radiación solar, en caso de falla eléctrica la capa permafrost actuaría como refrigerante manteniendo una temperatura de entre 3 y 5 grados bajo cero. Puede guardar hasta 4.5 millones de semillas diferentes.
La humanidad necesita un deposito lo más rico posible porque no sabemos que recursos genéticos pueden ser útiles en el futuro. Todos los países necesitan semillas de otros, la Bóveda de Semillas de Svalbard es un trabajo regulado por una cooperación global única. Simboliza la interdependencia como la cooperación global.
Las semillas un bien cultural milenario hoy en día es controlado por los grandes consorcios. Con las semillas estandarizadas se negocia como si fuera oro en el momento de su comercialización.
El llamado Cartel de las Semillas está formado por unas pocas empresas que tienen el negocio y ganancias millonarias. Las producen en países con bajos salarios y bajo condiciones miserables, es común el trabajo infantil y la explotación de la mujer. Cuatro empresas Bayer que compró Monsanto, Corteva, Limagrain y Chemchina que compró Syngenta controlan más del 50% de las semillas del mundo.
En la década de 1990 se introdujeron leyes para proteger los cultivos modificados genéticamente. La Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV), que restringe la producción, venta e intercambio de semillas, establece que las semillas comerciales deben ser genéticamente diversas, homogéneas y estables. La mayoría de las variedades que se transmiten de generación en generación no reúnen esas características, están en continua evolución. Al no cumplir con los requisitos los agricultores pierden el derecho de propiedad intelectual sobre sus variedades. Así la única opción legal es comprar semillas a las empresas agrícolas, cada vez más los alimentos del mundo dependen de una menor diversidad genética.
Pero existen movimientos de soberanía alimentaria en todo el mundo, buscan crear redes de semillas que permitan a los agricultores comerciarlas en sus propios términos y librarse de los gigantes de la industria. Entre las organizaciones que trabajan por un sistema alimentario justo y sustentable está Open Source Seed Initiative (OSSI), establecida desde 2012 bajo el modelo de software libre, integrada por científicos, ciudadanos, mejoradores de semillas, agricultores, compañías de semillas y jardineros. Las variedades de semillas están disponibles libremente y se comparten. Su uso está sujeto a un compromiso, no hay una licencia.
Cada paquete de semillas OSSI lleva la siguiente declaración: “Al abrir este paquete, usted se compromete a no restringir a otros el uso de estas semillas y sus derivados mediantes patentes, licencias o cualquier otro medio. Usted se compromete a que, si transfiere estas semillas o sus derivados, reconocerá la fuente de estas semillas y acompañará su transferencia con este compromiso.”
Por: Rosa Menendez
Fuente: Internet
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