EMPLUMADO Y MODESTO: EL PIRINCHO


 

El pirincho es una de las doce especies de cuclillos que habitan la Argentina, al igual que la mayoría de ellos es esbelto y de colores modestos, habita gran parte del país en bandadas chicas, para quienes observan su comportamiento, el pirincho (también llamado “urraca” en algunas regiones por tener cierto parecido a la urraca europea) es un ave cuyo comportamiento está nutrido de curiosidades. Para presentarlo podemos decir que los científicos del mundo lo conocen con el nombre de “Guira guira”, ese es el nombre que le dio la ciencia. Mide 36 centímetros desde el extremo de la cola hasta el del pico. Emite un canto aflautado, lastimero y escalonadamente descendente que se puede escuchar con frecuencia en las afueras de los poblados y en barrios urbanos arbolados, es uno de los cantos más característicos de las aves de nuestra Argentina. Su aspecto es particular, tiene un copete notable y bastante despeinado, su cola es larga y barrada en tres colores que como el resto de su plumaje que va desde el blanco hasta el marrón claro, es un ave que no se destaca por su belleza, sin embargo sus huevos son de un color celeste intenso, brillante, recorridos por líneas blancas y algunas manchas del mismo color producto de material calcáreo. Anida desde octubre hasta febrero, se ha observado que en un mismo nido hasta tres hembras han depositado huevos, encontrando en varias oportunidades nidos con veinte o más huevos. El período de incubación dura 15 días, el nido puede estar construido en árboles, matorrales, molinos, etc. a baja o mediana altura, tiene forma de tazón hecho de palitos, pastos, hojas, hilos, flores y demás elementos del lugar, es habitual que participen dos o tres parejas en la construcción. El pirincho es un ave gregaria, es decir que vive en grupos, es frecuente verlos de a cinco o más individuos posados en alguna rama que al ver acercarse a alguien van levantando vuelo de a uno por vez alejándose- no demasiado- en vuelo lento, horizontal, alternando rápidos batidos de alas con largos planeos hasta que todos vuelven a reunirse en un lugar cercano. Usan la cola como un balancín y cuando se posan en el suelo pareciera que están a punto de perder el equilibrio.
Los primeros colonos los llamaron “urracas” creyendo erróneamente que eran una especie derivada de la urraca europea.
Según el naturalista Guillermo Hudson (1841-1922) “- El pirincho aparenta sufrir el frío más que ninguna otra criatura de la región, ofreciendo un aspecto miserable en invierno. Al anochecer la bandada compuesta aproximadamente de 10 a 20 ejemplares se reúne sobre la rama gruesa de un árbol protegido del viento agolpándose unos contra otros para darse calor y algunos se posan sobre los lomos de sus compañeros-“ Y continúa relatando Don Guillermo Hudson:”-En una oportunidad vi a seis pirinchos descansando así: Por cada dos de ellos asentados sobre una rama había otro sobre sus lomos de modo de formar una perfecta pirámide, pero aún así una helada fuerte matará a uno o más y a veces se pueden encontrar varios que han caído agarrotados de frío bajo los árboles donde se habían posado-“ Por las mañanas, si el día es agradable, la bandada se traslada hacia algún árbol grande siempre y cuando le dé el sol, allí se ubican sobre las ramas externas cada uno con sus alas colgando y el lomo expuesto a sus rayos. En esta posición desgarbada pero que demuestra gran sagacidad pasan una o dos horas calentándose y secando el rocío de su escaso plumaje. En zonas serranas se los suele ver en esa posición apoyados en las rocas al rayo del sol, siempre en grupo. Con el retorno del tiempo cálido, el pirincho se vuelve un ave alegre, activa y bullanguera, la bandada se desplaza casi constantemente volando un poco dispersa un individuo detrás de otro profiriendo incesantemente su grito plañidero. Cuando un extraño se aproxima, toda la bandada emite un coro de alarma con voces tan molestas, altas, agudas y prolongadas que el intruso, sea humano u otro animal se aleja para sentirse aliviado.
Próxima ya la época reproductiva, se les escucha emitir parloteos bajos, muy variados, suaves y al cabo de unos días se arman las parejas, es el momento en que se vuelven silenciosos y circunspectos en sus movimientos hasta que comienzan a nidificar para culminar el proceso reproductivo poniendo los hermosos huevos celestes y blancos ya descriptos. Según el citado Guillermo Hudson -“ Los pichones que nacen son de una fealdad proverbial, “pichón de urraca” es un epíteto muy común aplicado a quien llama la atención por su falta de gracia, son tan sucios como feos y por eso el nido que invariablemente contiene varios pichones no es agradable a la vista ni al olfato-“ Agrega además que la voz de los pirinchos juveniles recuerdan a una risa femenina cuando es histérica y estridente.
Su alimento consiste principalmente en insectos grandes, también devoran ratones y pequeños reptiles. A veces comen huevos y pichones de otras aves, en cambio en invierno y comienzos de la primavera podemos verlos siguiendo al arado buscando insectos y lombrices en compañía de tordos, gaviotas y otras especies de origen totalmente distinto.
Por temporadas los pirinchos al igual que otras especies experimentan incremento numérico, este fenómeno ocurre cuando hay mayor oferta de alimentos, cuando debido a una temporada favorable para la reproducción, pequeñas especies se multiplican mucho, como ocurre en nuestra región con ratones, sapos, grillos, etc. podemos prever la aparición de un número considerable de pirinchos (y otras aves) que se alimentan de ellos ejerciendo así un eficiente control natural y equilibrio del ecosistema.
 
Por: Bibiana Manfroni
Bibliografía: Las Aves de la Pampa Perdida. G. E. Hudson. Ed. Asociación Ornitológica del Plata.
Nidos y Huevos de Aves Argentinas. M. R. de la Peña. Ed.Fundación Hábitat.
Cien Aves Argentinas. Pablo Canevari. Tito Narosky. Ed. Albatros.

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