EL COLOR EN EL LUTO
El uso de diferentes colores en el luto para despedir respetuosamente a un ser querido varía según la cultura y el lugar.
Si bien en la mayoría de los países de occidente se usa el negro, se cree que tomado de la costumbre judía de rociar polvos negros o cenizas en el rostro del difunto para que la muerte no lo reconozca, en los países budistas como India, China o Japón se utiliza el blanco que demuestra la palidez de la muerte y la pureza del alma y cuyo significado es “venir e irse del vacío”. También, en distintos países budistas visten de amarillo.
En Sudáfrica combinan colores muy llamativos como amarillo, verde y negro pero el más usado es el rojo que representa la sangre del difunto.
El azul cielo, representa armonía y fidelidad en recuerdo del difunto, es utilizado en Siria y México.
En Tailandia usan el violeta o lila que representan la modestia y la penitencia y en Gran Bretaña usan el azul como símbolo de luto.
Estos son algunos ejemplos de los diferentes colores usados para el luto, que según el diccionario es el signo de pena y duelo en ropas, adornos y otros objetos por la muerte de una persona.
En el siglo II, un decreto imperial romano estableció el blanco como color oficial para el luto y recién en el siglo XVI se cambió por el negro.
Cuando en el año 1497 muere el hijo de los Reyes Católicos, el príncipe Juan, y al año siguiente Carlos VIII, su esposa Ana de Bretaña uso el negro en su vestimenta y escudo de armas.
En 1502 los Reyes Católicos impusieron el vestir de negro como símbolo de luto en un conjunto de leyes llamadas “Pragmática de Luto y Cera”.
Además del luto negro, se prohibían las manifestaciones exageradas de dolor como los gritos y las plañideras, mujeres contratadas para llorar. Esta costumbre venía del Antiguo Egipto.
Los parientes y amigos debían llevar una vida solitaria y piadosa. La viuda durante el primer año de luto debía recluirse en una habitación tapizada de negro sin luz solar, luego del año podía tener tonos claros, sin decoración y con solo lo necesario, nada superfluo o lujoso.
Estas normas también ponían fin a la costumbre por la cual el funeral de alguien importante era costeado con bienes de las villas y ciudades, esto provocaba gastos excesivos.
Otro objetivo era evitar mostrar el nivel económico del difunto, se establecía como debían vestir, el tiempo del luto, la ornamentación de las casas y las iglesias, el número de velas y de personas que podían enlutarse: “padre, madre, abuelo, abuela u otro ascendente: suegro, suegra, marido, mujer, hermano, hermana” a esta lista de familiares se podía añadir “el criado por su señor y el heredero”.
Permitía poner un paño negro sobre la tumba y no más de 12 hachones o cirios. Pero no se limitaba el número de misas para el alma ni la cantidad de limosna que se dejaba en la iglesia.
En el año 1729, el rey Felipe V limitó algunas de estas normas tan estrictas. Por ejemplo, el encierro de la viuda se reduce a seis meses y para los consanguíneos del fallecido también establece seis meses de luto. Solo se permite el luto en alfombras y cortinas en la habitación principal de la casa y no se puede tapizar las paredes de la casa de negro.
En el siglo XX, el negro siguió siendo el color oficial pero dejo de establecerse un tiempo determinado para el luto, sin embargo, se siguieron manteniendo una serie de conductas como: renuncia a la vida social y mostrar la pesadumbre a través de la indumentaria.
En la actualidad se utilizan incluso colores vivos en los funerales, algo imposible hace unos años. El negro paso a ser un color usado cotidianamente, en muchas ocasiones como símbolo de elegancia y sofisticación. Pero sigue igualmente siendo la pauta general en los símbolos de luto. Transmite condolencias un crespón negro en una bandera o el negro de los brazaletes de los deportistas en señal de duelo.
Por: Maria Mar
Fuente: Internet
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