TELAS DE LECHE
En la Semana de la Moda de Berlín de 2011, Anke Domaske recibió el
Premio a la Innovación de la Unión Alemana Textil de la Moda, por haber
inventado una tela hecha totalmente con leche. Su nombre es Qmilch (de
la unión de las palabras alemanas calidad y leche), esta fibra
sustentable se lava y seca como el algodón, pero tiene el aspecto de la
seda y no tiene riesgos para las alergias cutáneas.
Se basó en un
proceso de hace decenas de años para fabricar a partir de la leche
fibras de caseína, pero ella y su equipo lograron crear una tela que no
se disuelve en agua. La leche se reduce a polvo de proteína (la caseína
una proteína de la leche) que se puede hervir y prensar hasta obtener
hebras que permiten la fabricación de tejidos gruesos o delgados.
Sistematizar este proceso les llevó dos años de trabajo e investigación.
La leche utilizada es leche en mal estado no apta para el consumo
humano. Además de fabricarse con técnicas sostenibles y cuidando el
medioambiente la pueden utilizar personas que sufren alergias y otras
enfermedades de la piel y no toleran los productos químicos utilizados
por la industria textil.
El equipo está formado por seis
especialistas de diferentes áreas, Anke Domaske es la única
microbióloga. Otros productores intentaron hacer telas con fibras de
caseína, pero la variedad ecológica no era lo suficientemente firme.
Explica Anke:’”Tuvimos muchísima suerte, ya que otros lo habían
intentado, no solo con leche, sino también con almidón, y fracasaron
porque nunca lograron una fibra resistente al agua. Y esa es una
cualidad necesaria para una fibra textil, es decir, que se pueda lavar.
Entonces comenzamos a elaborar y mezclar ingredientes a pequeña escala, y
lo hicimos cientos de veces, hasta que, al final, funcionó”. El
resultado ya patentado, es revolucionario.
La conciencia ecológica
busca entrar firmemente en la moda pero las dificultades son muchas. Por
ejemplo en la producción de algodón, aunque sea de cultivo biológico,
se gasta muchísima agua. Primero durante el cultivo y luego durante la
fabricación de las telas porque muchos de los colores se obtienen con
sustancias químicas que deben enjuagarse con grandes cantidades de agua.
En cambio solo se necesitan dos litros de agua para producir un kilo de
tela láctea.
En su elaboración se utiliza una máquina mezcladora
donde se colocan la caseína, el agua y otras sustancias naturales, como
por ejemplo, cera de abejas.
Dice Anke Domaske: “Esta máquina
funciona como una gran picadora, adentro hay dos espirales, la masa se
calienta y se vuelve moldeable y, al final, se prensa a través de la
hiladora, obteniendo una fibra que es más delgada que un hilo. Esa fibra
se envía luego a una tejeduría y más tarde, a la fábrica textil”.
También comenta: “En mi círculo de amigos conozco a varias personas que
sufren de alergias y, lamentablemente, también de cáncer. Me conmueve
ver los problemas que tienen, entre cosas, para encontrar algo que
ponerse que no les provoque reacciones en la piel. Es a esas personas a
las que deseamos ayudar de algún modo, y ese fue nuestro punto de
partida”.
Cada vez más personas son alérgicas a las sustancias
químicas utilizadas en las vestimentas, ropa de cama y hasta en las
telas de los asientos de los automóviles. Las telas hipoalergénicas
cuentan con un gran mercado que va en rápido aumento.
Los tejidos de
proteína de leche se conocen desde el año 1904, un químico alemán
patentó un tejido con caseína pero no tuvo éxito. En 1940 apareció
Aralac, pero cuando estas telas se mojaban tenían olor a leche agria. En
1970 Japón volvió a desarrollar estas telas pero no pudo competir con
el precio de los materiales sintéticos.
Hoy en día Anke Domaske,
pudo sortear todas las posibles fallas de esta fibra consiguiendo un
tipo de tejido ecológico brillante y suave como la seda, muy absorbente
que retiene la hidratación, biodegradable, antibacteriano, antialérgico,
lavable, fresco en verano y tibio en invierno.
Ahora si podemos
pensar que estas telas hechas con la leche descartada para el consumo
humano han venido para quedarse como una verdadera alternativa ante los
tejidos dañinos para el medioambiente y la salud.
Por: Victor Martínez - Fuente: Internet / Elvira Cidi
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