UN NUEVO AMIGO DE LAS ESPECIES EN PELIGRO. EL PERRO


Los perros son parte de nuestra vida, la mayoría de nosotros disfrutamos de su compañía en la vida cotidiana, sin saber que también pueden ser valiosos aliados al momento de trabajar por la conservación de las especies silvestres, para que puedan realizar estas tareas en necesario cuidarlos y adiestrarlos con cariño, paciencia y profesionalismo.
Habitualmente la presencia de perros en ambientes naturales representa un grave problema para la fauna silvestre por hostigamiento, depredación y transmisión de enfermedades.
A partir del trabajo realizado por organizaciones de la sociedad civil en Estados Unidos, como por ejemplo “Working Dogs for Conservation” entre otras, biólogos orientados a la conservación de las especies silvestres comenzaron a utilizar perros entrenados para recabar información sobre especies de escasa presencia o de conductas elusivas.
En Argentina, perros entrenados ya están contribuyendo a la detección de yaguareté y oso de anteojos en las yungas salteñas, a más de 3000 metros sobre el nivel del mar. También en Misiones y con ayuda invalorable de perros se está generando valiosa información sobre el casi desconocido zorro pitoco, endémico de esa región, zorro de hábitos diurnos, muy particular, buen nadador y hasta capaz de bucear.
Los perros colaboran de diferentes maneras según la problemática de cada región geográfica: los tenemos en la provincia de Santa Cruz colaborando en la protección del emblemático macá tobiano, la gallineta chica y el pato de los torrentes, tres especies nativas asediadas entre otros factores por la presencia del visón, mamífero exótico y voraz que arrasa con la fauna nativa.
Los perros son elegidos de acuerdo a su temperamento, es preferible que manifiesten gran curiosidad e instinto cazador, pero…a no asustarse, porque este instinto gracias a un adiestramiento adecuado se canaliza a través del juego, logrando que buscar visones, en este caso, sea un juego constante, para eso desde cachorros se les enseña un aroma en particular y se asocia a dicho aroma un premio de gran valor para el perro…es un proceso muy lento donde el entrenador tiene que combatir la ansiedad y ser adaptable, dedicándole tiempo al proceso de entrenamiento el cual se realiza en terrenos que imitan los sitios donde se llevarán a cabo las tareas de búsqueda, los adiestradores trabajan con la técnica llamada “marcación pasiva” es decir que el perro en lugar de ladrar o atacar al animal, avisa -sólo sentándose- que encontró un visón, se entrena a diario con la fauna silvestre ( guanacos, liebres, zorros, armadillos, aves ). Cuando se entrenan perros detectores de especies no hay una técnica o modelo único que pueda seguirse, hoy la mayoría de los perros son rescatados y seleccionados por su inclinación al juego, porque esto permite que el entrenamiento sea exitoso. La selección de un perro detector debe equilibrar varios factores: capacidad olfativa, estructura física, nivel de energía, personalidad y rasgos sociales, no hay una raza, edad o sexo que sea más apropiada y las cualidades que se buscan dependen del trabajo a realizar: el tipo de perro depende de los objetivos de estudio y del hábitat correspondiente. El objetivo a lograr es ser siempre no invasivo y pacífico cuando encuentra un animal el perro no debe tocarlo ni vocalizar; cuando camina en el hábitat no debe perseguir a los animales ni causar daño a la vida silvestre. El impulso interno del perro para encontrar el olor y obtener su recompensa deberá anular los comportamientos como orinar o cavar para no dañar el medio a estudiar.
El temple del perro se ve cuando entra en acción en el campo: los más seguros tendrán la iniciativa de “puntear” y seguir los rastros frescos del yaguareté, por ejemplo, pero es importante no exponer a los perros a ciertos riesgos como áreas de matorrales con alta probabilidad de accidentes ofídicos. Al terminar las tareas de campaña es importante que los perros descansen y tengan momentos para la distensión y el juego. Generalmente se cree que un perro con menos vínculos con el humano es más eficaz, sin embargo cuando el vínculo con los humanos es débil, muchos perros terminan asilvestrándose, en cambio hay varios ejemplos de perros con vínculos y socialización muy fuertes, muy insertos en la comunidad humana, que son sumamente efectivos a la hora de hacer su tarea.
En vastas extensiones de la Patagonia también están trabajando estos amigos fieles dado que el conflicto entre productores ganaderos y fauna silvestre por momentos parece ser insalvable: los carnívoros silvestres son perseguidos y matados para evitar depredación sobre el ganado y cuando se utiliza veneno, se afecta también a las aves y otros animales que se alimentan de esos animales muertos por envenenamiento provocando una injustificada mortandad de la fauna como los 32 cóndores muertos por envenenamiento en Malargüe en 2018. El problema se agrava cuando hay presencia de carnívoros en peligro de extinción como es el caso del “gato andino” que también muere envenenado. Para mitigar este desastre, desde la filial argentina de Wildlife Conservation Society y la Alianza Gato Andino, una de las herramientas que se utilizan como medida de mitigación son los perros protectores de ganado.
Si se logra disminuir la muerte de ganado por depredación, mejorará la percepción de los productores hacia los carnívoros y dejarán de cazar, perseguir y envenenar a la fauna silvestre.
Para estos casos se procede de la siguiente manera con los perros: los cachorros nacen en el corral y están en contacto con el ganado desde el primer día generando así todas las conexiones cerebrales de familiaridad con lo que huelen, escuchan y ven, que son las ovejas y chivos. A los 45 días se destetan, se corta la relación con la madre y comienza a generarse el vínculo de protección, juego y pertenencia hacia su rebaño. Durante esta etapa están encerrados en el corral siempre con algunos animales para corregir cualquier conducta inapropiada como mordedura a corderos y chivitos o juegos bruscos.
A los tres meses pueden empezar a hacer salidas cortas con el ganado por el campo evitando que se fatiguen. Entre los 4 y 5 meses son entregados a los productores quienes tienen que estar atentos corrigiendo malas conductas, ayudarlos a reconocer el territorio y volverlos al rebaño si se apartan demasiado. Recién a los 12 meses se puede decir que un perro finalizó el entrenamiento. Un dato importante es que no se les da nunca de comer carne ni huesos, sólo alimento balanceado, para que no relacionen la alimentación con el ganado ni con la fauna silvestre.
No persiguen animales silvestres porque se mantienen junto a su rebaño, la única precaución necesaria por parte de los propietarios es mantenerlos bien alimentados para evitar que cacen. El objetivo es evitar que los carnívoros silvestres lleguen donde está el ganado, cuando el perro percibe una amenaza para su rebaño trata de disuadirla ladrando, rodea al ganado o lo desplaza e intenta ahuyentar al depredador, así interrumpe el comportamiento típico de los carnívoros: acecho, persecución y matanza. Para el resto de la fauna silvestre no son un problema ya que están acostumbrados a los animales.
Ojalá estos hechos nos motiven para que también nosotros, quienes convivimos a diario con los perros, ya sea en casa o en las calles, tengamos una actitud de suma responsabilidad y empatía con ellos, ayudándolos así como ellos lo hacen con nosotros. En cuanto a las especies silvestres que habitan los espacios naturales, también debemos respetarlas y evitar las matanzas, ellas estaban desde antes, nosotros vinimos después, tratemos de convivir en armonía.
Por: Bibiana Manfroni
Bibliografía: Aves Argentinas, Revista de Naturaleza y Conservación nº 54. Nota de Gustavo Aparicio (Naturalista, director adjunto de la revista Aves Argentinas).
Los mamíferos de la Argentina y la Región Austral de Sudamérica. A. Parera. F. Erize. Editorial El Ateneo.

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