CAMBIO CLIMÁTICO
Actualmente, asistimos a un fuerte debate acerca del cambio climático, sus causas y sus consecuencias. Una nueva generación ha puesto sobre el tapete la cuestión de las responsabilidades en relación a este tema, que tiene muchos responsables, pero no todos con el mismo grado.
Entendemos por cambio climático al cambio significativo y perdurable de la distribución estadística de los patrones climáticos durante los períodos que van desde décadas a millones de años. El clima es una medida del patrón medio de variación de la temperatura, humedad, presión atmosférica, viento, precipitaciones, recuento de partículas en la atmósfera y otras variables meteorológicas en una región determinada durante largos períodos de tiempo. El clima es variable, como se muestra en la falta de regularidad de las estaciones de un año a otro. Esta variabilidad es normal y se debe a la variación de las corrientes oceánicas, actividad volcánica, radiación solar y otros componentes del sistema climático que no comprendemos totalmente aún. Nuestro clima tiene también episodios extremos (como por ejemplo inundaciones, tornados, huracanes etc), los cuales pueden ser devastadores.
Hoy por hoy no es un secreto que este fenómeno, que ha tenido en los últimos siglos, una incidencia enorme en la degradación de las condiciones naturales de vida, se produce a partir de una “doble” causa: la natural, propia de los procesos naturales, y la vinculada a la acción humana. A todas luces, la primera ha sido, es y será, inevitable.
En las últimas décadas, muchos de los indicadores y estudios han señalado que el calentamiento global ha sido alarmante a nivel mundial. Según el Reporte de Políticas del Panel Intergubernamental de expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), publicado en 2013, “el calentamiento del sistema climático es inequívoco, y desde la década de los cincuenta, muchos de los cambios observados no tienen precedentes en decenas de miles de años. La atmósfera y los océanos se han calentado, las cantidades de hielo y nieve han disminuido y las concentraciones de los gases de efecto invernadero han aumentado. En si mismos, los gases de efecto invernadero también son parte de un proceso natural. El efecto invernadero es el resultado de la interacción de la energía del sol y algunos de los gases de la atmósfera, llamados gases de efecto invernadero (GEI). Sin este efecto invernadero natural la vida como la conocemos sería imposible, porque la temperatura promedio de la Tierra sería de -18°. El vapor de agua (H2O), bióxido de carbono (CO2), óxido nitroso (N2O), metano (CH4) y ozono (O3) son los principales gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre, los cuales, tienen la capacidad de actuar como el vidrio que cubre la estructura de un invernadero.
Y hasta aquí, podríamos decir que no habría grandes dificultades. Sin embargo, cuando observamos la segunda causa de esta problemática, es decir, la acción humana, el tema se complejiza: la acción del hombre (deliberada o no), en la realización de sus actividades, es claramente hoy la que mas preocupa y provoca la alarma de organismos internacionales gubernamentales (OIG´s) y organismos no gubernamentales (ONG´s). Desde la Revolución Industrial en adelante, los procesos industriales cambiaron de matriz productiva, pasando a desarrollarse a través de combustibles fósiles, y con una utilización indiscriminada de los recursos naturales. El uso irracional de los recursos, el cambio en los usos del suelo, son todas variables que indican que son las actividades humanas las causantes de este incremento. El gas responsable de la mayoría del calentamiento es el dióxido de carbono, también llamado CO2. Otros contribuyentes son el metano expulsado de los vertederos y de la agricultura (especialmente de los sistemas digestivos de los animales que pastan), óxido nitroso de los fertilizantes, los gases usados para la refrigeración y procesos industriales, y de la pérdida de bosques que de otra forma almacenarían CO2. Entonces, vemos como el más delicado de los equilibrios del mundo está librado a la suerte de la irracionalidad humana. Y esta irracionalidad es tan manifiesta como lo son las inequidades que ha causado, las guerras que ha originado y el horror que nos depara. En la medida en que la humanidad no atienda de manera urgente el llamado de la naturaleza en pos de frenar las causas que originan esta problemática, la situación irá empeorando cada vez: incremento de las temperaturas, con el consiguiente incremento de los deshielos y el concomitante aumento de los niveles de los océanos. Menos agua para la agricultura, haciendo cada vez mas compleja la consecución de agua potable para consumo, sobre todo en áreas donde ésto ya supone una dificultad. Así, muchas especies vegetales y animales migrarían, cambiando de hábitats, o incluso podrían extinguirse.
Ahora bien, solo el trabajo mancomunado de todas las naciones logrará frenar este proceso que, con mayores o menores variaciones, pone en jaque a toda la humanidad. Pero en un mundo atravesado por las desigualdades, y por la absoluta falta de solidaridad humana, difícilmente podremos lograr que de la retórica ecologista pasemos a los hechos. Los ejemplos en este sentido, abruman....
Entendemos por cambio climático al cambio significativo y perdurable de la distribución estadística de los patrones climáticos durante los períodos que van desde décadas a millones de años. El clima es una medida del patrón medio de variación de la temperatura, humedad, presión atmosférica, viento, precipitaciones, recuento de partículas en la atmósfera y otras variables meteorológicas en una región determinada durante largos períodos de tiempo. El clima es variable, como se muestra en la falta de regularidad de las estaciones de un año a otro. Esta variabilidad es normal y se debe a la variación de las corrientes oceánicas, actividad volcánica, radiación solar y otros componentes del sistema climático que no comprendemos totalmente aún. Nuestro clima tiene también episodios extremos (como por ejemplo inundaciones, tornados, huracanes etc), los cuales pueden ser devastadores.
Hoy por hoy no es un secreto que este fenómeno, que ha tenido en los últimos siglos, una incidencia enorme en la degradación de las condiciones naturales de vida, se produce a partir de una “doble” causa: la natural, propia de los procesos naturales, y la vinculada a la acción humana. A todas luces, la primera ha sido, es y será, inevitable.
En las últimas décadas, muchos de los indicadores y estudios han señalado que el calentamiento global ha sido alarmante a nivel mundial. Según el Reporte de Políticas del Panel Intergubernamental de expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), publicado en 2013, “el calentamiento del sistema climático es inequívoco, y desde la década de los cincuenta, muchos de los cambios observados no tienen precedentes en decenas de miles de años. La atmósfera y los océanos se han calentado, las cantidades de hielo y nieve han disminuido y las concentraciones de los gases de efecto invernadero han aumentado. En si mismos, los gases de efecto invernadero también son parte de un proceso natural. El efecto invernadero es el resultado de la interacción de la energía del sol y algunos de los gases de la atmósfera, llamados gases de efecto invernadero (GEI). Sin este efecto invernadero natural la vida como la conocemos sería imposible, porque la temperatura promedio de la Tierra sería de -18°. El vapor de agua (H2O), bióxido de carbono (CO2), óxido nitroso (N2O), metano (CH4) y ozono (O3) son los principales gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre, los cuales, tienen la capacidad de actuar como el vidrio que cubre la estructura de un invernadero.
Y hasta aquí, podríamos decir que no habría grandes dificultades. Sin embargo, cuando observamos la segunda causa de esta problemática, es decir, la acción humana, el tema se complejiza: la acción del hombre (deliberada o no), en la realización de sus actividades, es claramente hoy la que mas preocupa y provoca la alarma de organismos internacionales gubernamentales (OIG´s) y organismos no gubernamentales (ONG´s). Desde la Revolución Industrial en adelante, los procesos industriales cambiaron de matriz productiva, pasando a desarrollarse a través de combustibles fósiles, y con una utilización indiscriminada de los recursos naturales. El uso irracional de los recursos, el cambio en los usos del suelo, son todas variables que indican que son las actividades humanas las causantes de este incremento. El gas responsable de la mayoría del calentamiento es el dióxido de carbono, también llamado CO2. Otros contribuyentes son el metano expulsado de los vertederos y de la agricultura (especialmente de los sistemas digestivos de los animales que pastan), óxido nitroso de los fertilizantes, los gases usados para la refrigeración y procesos industriales, y de la pérdida de bosques que de otra forma almacenarían CO2. Entonces, vemos como el más delicado de los equilibrios del mundo está librado a la suerte de la irracionalidad humana. Y esta irracionalidad es tan manifiesta como lo son las inequidades que ha causado, las guerras que ha originado y el horror que nos depara. En la medida en que la humanidad no atienda de manera urgente el llamado de la naturaleza en pos de frenar las causas que originan esta problemática, la situación irá empeorando cada vez: incremento de las temperaturas, con el consiguiente incremento de los deshielos y el concomitante aumento de los niveles de los océanos. Menos agua para la agricultura, haciendo cada vez mas compleja la consecución de agua potable para consumo, sobre todo en áreas donde ésto ya supone una dificultad. Así, muchas especies vegetales y animales migrarían, cambiando de hábitats, o incluso podrían extinguirse.
Ahora bien, solo el trabajo mancomunado de todas las naciones logrará frenar este proceso que, con mayores o menores variaciones, pone en jaque a toda la humanidad. Pero en un mundo atravesado por las desigualdades, y por la absoluta falta de solidaridad humana, difícilmente podremos lograr que de la retórica ecologista pasemos a los hechos. Los ejemplos en este sentido, abruman....
Por: Lic. (Mg) Milena Barada
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