NO HUBO AGASAJO NI RECEPCIÓN OFICIAL
Finalizada la guerra de Malvinas a mediados de 1982, quedaron en las islas unos 11.000 soldados argentinos prisioneros de los ingleses. No fue fácil su atención, alimentación y traslado al continente
Barcos argentinos e Ingleses los fueron llevando a distintos puertos, de allí se los alojo en instalaciones militares con la finalidad de mejorar su condición física, sin contacto con la población civil, y para que se olvidara lo más pronto posible la derrota.
Después de varias semanas, fueron trasladados a sus destinos de origen donde se reencontraron con sus familiares, alegría por los que volvieron y tristeza por los que no.
NO HUBO AGASAJO NI RECEPCION OFICIAL.
Unos 155 años antes, el 19 de febrero de 1826, entraba a Buenos Aires una caravana de 23 carretas y 76 jinetes uniformados, polvorientos, andrajosos, venían de Perú pasando por Chile y Mendoza a través de la cordillera, viaje que es en sí es una Epopeya, su compostura y gallardía inquieto a los desprevenidos habitantes porteños que se preguntaban quiénes eran?
Eran apenas un puñado de los 1000 granaderos que acompañaron al General San Martin en su campaña libertadora que habían partido 14 años antes y habían quedado al mando de Bolívar para completar la derrota de los realistas por expresa orden de su general al entregar el mando al Venezolano.
7 de ellos eran de los primeros que combatieron en San Lorenzo,
Rivadavia acababa de asumir la presidencia, enemigo acérrimo de San Martin, por haber este desobedecido la orden de regresar a Buenos Aires para pelear contra los federales, abandonando su campaña libertadora en Chile.
La caravana llego a la Plaza Mayor (Plaza de Mayo), luego de tocar la trompeta, en rigurosa formación se dirigieron al Parque del Retiro (Plaza San Martin) donde dejan sus arreos y los pertrechos sobrantes de la prolongada campaña: Un viejo estandarte, 86 sables, 55 lanzas, 84 morriones y 102 monturas, rompen filas y regresan a sus hogares
NO HUBO AGASAJO NI RECEPCION OFICIAL
Los sobrevivientes fueron destinados a distintas reparticiones militares, luego que Rivadavia dispuso disolver el cuerpo de Granaderos.
54 años más tarde el 28 de Mayo de 1880, llegan al puerto de Buenos Aires en el buque Villarino los restos del General San Martin, la comitiva de recepción encabezada por el entonces presidente Sarmiento, quedaron impactados ante la aparición de 7 jinetes ya ancianos con sus raídos uniformes de granaderos que habían conservado amorosamente como único premio a sus inmensos sacrificios, venían a recibir a “su General”, no se habían puesto de acuerdo, solo fueron ante el ineludible llamado de sus conciencias.
Se produjo un gran silencio y en silencio se pusieron junto al féretro al que acompañaron hasta la Catedral donde se había levantado el mausoleo, nadie atino ni se animó a decirles nada ante semejante demostración de amor hacia una persona, superando al mejor de los homenajes.
Luego de terminada la ceremonia oficial, solo quedaron los 7 junto a la tumba, hicieron guardia toda la noche, al alba dejaron sus puestos y no se los volvió a ver, nunca se supo sus nombres.
El 29 de mayo de 1903, 23 años después un decreto del presidente Roca recreo el cuerpo de Granaderos 4 años después, el presidente Figueroa Alcorta los designa Guardia Presidencial
Hoy en día se los recuerda todas las mañanas, saliendo de la casa de Gobierno 7 Granaderos que van hasta la catedral a montar guardia a la tumba de Don José.
Barcos argentinos e Ingleses los fueron llevando a distintos puertos, de allí se los alojo en instalaciones militares con la finalidad de mejorar su condición física, sin contacto con la población civil, y para que se olvidara lo más pronto posible la derrota.
Después de varias semanas, fueron trasladados a sus destinos de origen donde se reencontraron con sus familiares, alegría por los que volvieron y tristeza por los que no.
NO HUBO AGASAJO NI RECEPCION OFICIAL.
Unos 155 años antes, el 19 de febrero de 1826, entraba a Buenos Aires una caravana de 23 carretas y 76 jinetes uniformados, polvorientos, andrajosos, venían de Perú pasando por Chile y Mendoza a través de la cordillera, viaje que es en sí es una Epopeya, su compostura y gallardía inquieto a los desprevenidos habitantes porteños que se preguntaban quiénes eran?
Eran apenas un puñado de los 1000 granaderos que acompañaron al General San Martin en su campaña libertadora que habían partido 14 años antes y habían quedado al mando de Bolívar para completar la derrota de los realistas por expresa orden de su general al entregar el mando al Venezolano.
7 de ellos eran de los primeros que combatieron en San Lorenzo,
Rivadavia acababa de asumir la presidencia, enemigo acérrimo de San Martin, por haber este desobedecido la orden de regresar a Buenos Aires para pelear contra los federales, abandonando su campaña libertadora en Chile.
La caravana llego a la Plaza Mayor (Plaza de Mayo), luego de tocar la trompeta, en rigurosa formación se dirigieron al Parque del Retiro (Plaza San Martin) donde dejan sus arreos y los pertrechos sobrantes de la prolongada campaña: Un viejo estandarte, 86 sables, 55 lanzas, 84 morriones y 102 monturas, rompen filas y regresan a sus hogares
NO HUBO AGASAJO NI RECEPCION OFICIAL
Los sobrevivientes fueron destinados a distintas reparticiones militares, luego que Rivadavia dispuso disolver el cuerpo de Granaderos.
54 años más tarde el 28 de Mayo de 1880, llegan al puerto de Buenos Aires en el buque Villarino los restos del General San Martin, la comitiva de recepción encabezada por el entonces presidente Sarmiento, quedaron impactados ante la aparición de 7 jinetes ya ancianos con sus raídos uniformes de granaderos que habían conservado amorosamente como único premio a sus inmensos sacrificios, venían a recibir a “su General”, no se habían puesto de acuerdo, solo fueron ante el ineludible llamado de sus conciencias.
Se produjo un gran silencio y en silencio se pusieron junto al féretro al que acompañaron hasta la Catedral donde se había levantado el mausoleo, nadie atino ni se animó a decirles nada ante semejante demostración de amor hacia una persona, superando al mejor de los homenajes.
Luego de terminada la ceremonia oficial, solo quedaron los 7 junto a la tumba, hicieron guardia toda la noche, al alba dejaron sus puestos y no se los volvió a ver, nunca se supo sus nombres.
El 29 de mayo de 1903, 23 años después un decreto del presidente Roca recreo el cuerpo de Granaderos 4 años después, el presidente Figueroa Alcorta los designa Guardia Presidencial
Hoy en día se los recuerda todas las mañanas, saliendo de la casa de Gobierno 7 Granaderos que van hasta la catedral a montar guardia a la tumba de Don José.
Por: An Dubh
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