CLAROMECÓ, SUS DUNAS... Y UN IMPORTANTE COMPROMISO


Las dunas costeras de nuestra provincia de Buenos Aires abarcan alrededor de 1300 kilómetros frente al Mar Argentino. Formadas por la interacción entre el viento y el agua en un ir y venir milenario de arena y otros sedimentos, alojan y permiten la vida de innumerables especies costeras residentes permanentes o visitantes esporádicos como las aves migratorias, todos habitantes de este maravilloso espacio.
Se trata de un ecosistema muy frágil y amenazado que sólo cuenta con el 2 % de su superficie protegida a pesar de alojar especies endémicas, es decir que sólo viven en ese rincón del planeta y en ningún otro, algunas en peligro de extinción y otras en serio retroceso numérico.
El avance de la fragmentación del territorio por la actividad agropecuaria y forestal, las urbanizaciones, las rutas, el uso descontrolado de las dunas para realizar deportes con vehículos a motor atentan seriamente contra su existencia y conservación.
Tomando conciencia de esta situación fue que en diciembre de 2017 se creó la Reserva Natural Municipal Claromecó, por ordenanza emanada del municipio del partido de Tres Arroyos que le dio la categoría de “Paisaje Terrestre / Marino Protegido” resguardando así una porción de 1119 hectáreas del cordón de dunas austral comprendido entre las ciudades de Miramar y Bahía Blanca, sumándose además la Reserva Provincial Arroyo Zabala.
La flamante Reserva Natural Municipal Claromecó está ubicada en un sector del vivero dunícola (hoy llamado Estación Forestal Ingeniero Paolucci), se puede acceder a la reserva por el camino que prolonga la avenida Costanera de Claromecó o por el camino vecinal que parte desde la ruta provincial 73 hacia el sitio de pesca conocido como laguna La Arenera.
En repetidas oportunidades los habitantes de la zona habían solicitado la protección efectiva de este ambiente y gracias al trabajo mancomunado entre habitantes y autoridades locales pudo hacerse realidad el proyecto de conservación que permitirá proteger fauna y flora en muchos casos de especies exclusivas del sitio y permitir, entre otras cosas, que las generaciones futuras puedan conocer y disfrutar de un paisaje conservado tal como era desde sus orígenes, la creación de la Reserva es un freno a su destrucción.
Este ambiente puede ser considerado un ecosistema de transición porque la tierra y el mar se juntan e interaccionan generando un ambiente de condiciones y factores variables tales como un cambio gradual de salinidad, composición del suelo, humedad y temperaturas, cada una de estas condiciones al confluir generan adaptaciones a muchas especies de flora y fauna brindándoles una identidad propia que distinguen al paisaje de las dunas de cualquier otro paisaje.
Un atractivo de la Reserva Natural es el entorno costero- marino. En las playas de arena con afloramientos de piedras conocidos localmente como “saltos de pesca”, se pueden observar distintas especies de aves, algunas residentes y otras migratorias, entre las residentes se encuentran varias especies de gaviotas, el ostrero común que anida cerca de la costa, casi todo el año se observa al gaviotín lagunero, excepto en primavera que se traslada a lagunas cercanas para su reproducción. Dentro de las migratorias, a comienzos de la primavera acontece el paso hacia la Patagonia de varias especies de gaviotines procedentes del hemisferio norte, como el gaviotín real, gaviotín golondrina y gaviotín pico amarillo, entre otras aves.
Los “saltos de pesca” son utilizados como sitios de alimentación por varias especies como el “chorlo de doble collar” y algunas especies migratorias como el “playerito blanco” y el “chorlito pecho canela”.
Junto a la playa nos encontramos con una cadena de dunas en constante movimiento denominadas dunas vivas y llamadas localmente “médanos blancos”, donde existen pocas especies vegetales capaces de soportar un ambiente tan desfavorable, tenemos allí al espartillo, pasto tupe, yuyo moro y la “flor de la oración” también conocida como “ Don Diego de Noche” que al atardecer sorprende con sus grandes y delicadas flores. Las dunas son el ambiente natural de varias especies de animales muy amenazadas como el tuco tuco austral y la lagartija de las dunas además de varios artrópodos. Los rastros y huellas encontrados sugieren la presencia de una diversidad aún mayor de aves y mamíferos que aprovechan el lugar para alimentarse especialmente de insectos y reptiles. A medida que se toma distancia de la costa, aumenta la vegetación y aparecen nuevas especies de pastos como el pasto hilo, adesmia y vara de oro, en sitios bajos existen grandes matas de cortadera o “penacho” que dan refugio a muchas aves como pecho amarillo, loica y verdón entre otras.
El escurrimiento de agua desde los campos se detiene en la cadena de dunas dando origen a una serie de bañados y cuerpos de agua casi permanentes con pastizales de esparto, junco negro(o mataojos), carrizales y otras plantas que son el refugio de varias especies animales.
Varias especies de rapaces se desplazan por el área, la más común es el chimango, también se observa el carancho, taguató, gavilán planeador, milano blanco y halconcito colorado. Donde el suelo es firme como para construir sus cuevas, vemos a la lechucita vizcachera y con un poco de suerte podemos ver al lechuzón de campo.
La creación de esta área protegida es el puntapié para revalorizar la zona de dunas costeras y pastizales, sólo falta continuar con el trabajo de delimitación, plan de manejo, señalética, senderos y centro de interpretación.
Un detalle importante a destacar es el rol que desempeñan los COAS en estos hechos. (COA es la sigla que identifica a los Clubes de Observadores de Aves, entidades sin fines de lucro avaladas por la centenaria ONG Aves Argentinas que se han expandido por todo el país), el COA de Claromecó, conocido como “COA Cauquenes” ha colaborado junto a otras organizaciones y vecinos locales en la colocación de los primeros carteles, donados por la Fundación Féliz de Azara para la Reserva Natural, además se realizan salidas de observación de aves recorriendo los distintos ambientes de la Reserva a fin de aportar en la difusión de su existencia y poner en valor el sitio. Todos estos emprendimientos sólo pretenden contribuir desde la educación ambiental en la toma de conciencia con acciones que promuevan el respeto, valoración y disfrute del entorno natural. Todos son pequeños pasos que nos permitirán desarrollar el objetivo de la conservación de los ambientes naturales que nos rodean.
Por: Bibiana Manfroni
Bibliografía: Aves Argentinas, Revista de Naturaleza y Conservación nº 53.” Primer paso para conservar las dunas bonaerenses”. ( P. Tamborelli; A. Belaus; B. Villa; R. Fangauf).
Aves Argentinas. Tomo 1. M. R. de la Peña. Editorial EUDEBA.

Comentarios

Entradas populares