EL MIEDO (la historia la construye el lector)
El retirarse no es huir, ni el esperar es cordura, cuando el peligro sobrepuja a la esperanza.
Miguel de Cervantes Saavedra
El relato que voy a narrar, configura un buen argumento para un cuento de terror que pudo haber ocurrido o acaso ser el fruto de una ficción, producto del delirio atormentado de alguien que tomó como suya la experiencia extrema vivida por otro y que puede resultar un camino para una catarsis liberadora, para dejar de percibir al hombre como un lobo para el hombre. Por tal motivo, la memoria y la reflexión sobre acontecimientos lindantes con lo monstruoso pueden despejar el miedo, ese miedo que penetra los poros de la vida, cuando nos vemos amenazados y no percibimos muy bien el fundamento de esa amenaza y que con ella nos va la vida. La advertencia de un cruento anónimo que llega misteriosamente y que anuncia las desventuras que sobrevendrán a corto plazo, si no haces o realizas lo que quieren los que desde ese instante son los dueños de tu existencia y le ponen un cerco de condiciones a tu libertad. ¡Ya no te auto determinas, sino que tienes la sensación de que te determinan! El sentirte vigilado y saberlo, conforman una rancia combinación donde reina la incertidumbre y la angustia invade todo tu ser y el respirar se hace dificultoso. Cuesta razonar con la imposibilidad de conjeturar el momento en que pueda consumarse la amenaza, y el desatar la ira de los que cuentan con el poder de someter a tortura, primero a la psique con el malicioso ultimátum y luego lacerando el cuerpo si se lo proponen.
NO PODEMOS OLVIDARTE HIROSHIMA.¿UNA HISTORIA QUE PUEDE REPETIRSE?
Mientras el Enola Gay se alejaba a toda velocidad de la ciudad, el capitán Robert Lewis, copiloto del bombardero (Paul Tibbets), comentó: «Dios mío ¿Qué hemos hecho?».38 Bob Caron, artillero de cola del Enola Gay describió así la escena:
Una columna de humo asciende rápidamente. Su centro muestra un terrible color rojo. Todo es pura turbulencia. Es una masa burbujeante gris violácea, con un núcleo rojo. Todo es pura turbulencia. Los incendios se extienden por todas partes como llamas que surgiesen de un enorme lecho de brasas. Comienzo a contar los incendios. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... catorce, quince... es imposible. Son demasiados para poder contarlos. Aquí llega la forma de hongo de la que nos habló el capitán Parsons. Viene hacia aquí. Es como una masa de melaza burbujeante. El hongo se extiende. Puede que tenga mil quinientos o quizá tres mil metros de anchura y unos ochocientos de altura. Crece más y más. Está casi a nuestro nivel y sigue ascendiendo. Es muy negro, pero muestra cierto tinte violáceo muy extraño. La base del hongo se parece a una densa niebla atravesada con un lanzallamas. La ciudad debe estar abajo de todo eso. Las llamas y el humo se están hinchando y se arremolinan alrededor de las estribaciones. Las colinas están desapareciendo bajo el humo. Todo cuanto veo ahora de la ciudad es el muelle principal y lo que parece ser un campo de aviación.
Bob Caron, artillero de cola/fotógrafo del Enola Gay.
Mientras el Enola Gay se alejaba a toda velocidad de la ciudad, el capitán Robert Lewis, copiloto del bombardero (Paul Tibbets), comentó: «Dios mío ¿Qué hemos hecho?».38 Bob Caron, artillero de cola del Enola Gay describió así la escena:
Una columna de humo asciende rápidamente. Su centro muestra un terrible color rojo. Todo es pura turbulencia. Es una masa burbujeante gris violácea, con un núcleo rojo. Todo es pura turbulencia. Los incendios se extienden por todas partes como llamas que surgiesen de un enorme lecho de brasas. Comienzo a contar los incendios. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... catorce, quince... es imposible. Son demasiados para poder contarlos. Aquí llega la forma de hongo de la que nos habló el capitán Parsons. Viene hacia aquí. Es como una masa de melaza burbujeante. El hongo se extiende. Puede que tenga mil quinientos o quizá tres mil metros de anchura y unos ochocientos de altura. Crece más y más. Está casi a nuestro nivel y sigue ascendiendo. Es muy negro, pero muestra cierto tinte violáceo muy extraño. La base del hongo se parece a una densa niebla atravesada con un lanzallamas. La ciudad debe estar abajo de todo eso. Las llamas y el humo se están hinchando y se arremolinan alrededor de las estribaciones. Las colinas están desapareciendo bajo el humo. Todo cuanto veo ahora de la ciudad es el muelle principal y lo que parece ser un campo de aviación.
Bob Caron, artillero de cola/fotógrafo del Enola Gay.
Por: Héctor Cobas - hectorco@infovia.com.ar
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